La fase regular de Primera Balear ya es historia. El pasado domingo la competición echó el cierre a los grupos Oro y Plata, cuyo desenlace ha deparado una Final Four prevista en cuanto a integrantes, con La Salle Mahón como exclusivo representante menorquín. Sakana Calvià, Opentach Bàsquet Pla y Ciutat d'Inca son la terna de equipos con los que deberá batallar el conjunto de Migue Fernández para optar a la supremacía autonómica y litigar después por la plaza de ascenso a liga EBA contra el campeón aragonés.
Pero al margen del equipo colegial de Maó, la temporada oficial ha terminado para el resto de equipos locales en liza, en la que ha sido la temporada de la reinstauración del torneo balear luego del fallido experimento que se distinguió una conferencia de EBA limitada a nuestro Archipiélago. Llegado el epílogo, y como preámbulo a la gran cita por el cetro autonómico, es momento de evaluar el papel de la guarnición menorquina, de entre la que La Salle Mahón ha prevalecido por encima.
La Salle Mahón. Campeón del sector insular (9/1) y tercer clasificado del grupo Oro (6/4), el equipo mahonés, en una amplia percepción, ha cumplido en todos los sentidos, sobresaliendo como el mejor conjunto de nuestra latitud. El proyecto ha conseguido rebajar la elevada media de edad en relación a su punto de arranque, cifrado un bienio atrás, sin mitigar por ello su capacidad competitiva ni su ambición. La dupla interior formada por Piedra y Murillo, y el eterno Sabaté, han ejercido de referencia desde donde La Salle ha edificado su juego y sus victorias. Vencer la F4 resultaría un premio, más que complacer una exigencia.
Pinta B Es Castell. Desprovisto de posibilidades de acceder a la Final Four apenas consumido el primer tramo del grupo Oro, eso no empaña la que ha sobresalido como una temporada sin precedentes para el joven club del Este insular. Equipo diseñado en torno al talento de Pitu Jiménez y Andreu Matalí, Gino Rovellada ha sabido asimismo repartir roles, optimizando al extremo a perfiles como Paredes, Óscar Llabrés o Juanvi Zamora. El subcampeonato insular (8/2) y el quinto lugar conseguido en el escenario balear (2/8) relucen como cotas de máximos para un equipo y entidad con una permanente ansia de crecimiento, igual que lo hacen como un motor que retroalimenta sus intenciones de futuro.
JM Ferreries. Su sola presencia entre los seis mejores del torneo acredita como notable la campaña delineada por el conjunto que entrena Toni Pons de Coca, capaz, preservando la base de temporadas anteriores, significada siempre por su ADN de cantera, de mantener una tendencia al alza que le permitió ocupar un lugar a priori reservado al Alcázar en el grupo Oro. Tercero del campeonato menorquín (6/4), el último puesto (2/8) ostentado en la fase por el título no deja de ser anecdótico para un proyecto que ha satisfecho con creces sus propias expectativas y cuenta plenas garantías –por sus recursos humanos– de continuidad.
CB Ciutadella Diskont. Manel Bonmatí regresó a Ciutadella para sentar unas bases que de inicio han permitido revitalizar y recuperar el basket de ámbito senior en una plaza de referencia como siempre ha sido la de Ponent. Un equipo joven, basado en el producto propio y vertebrado para la acción a campo abierto sin omitir otros registros, que ha ido de menos a más (1/9 en la fase insular, último; 5/3 en el grupo Plata, tercero), y erigídose casi en única alternativa al Ciutat d'Inca en la segunda fase, escenifican que el paso trazado, esto es, el curso al completo, no admite malos calificativos.
CD Alcázar. Discreto papel en cuanto a resultados el desempeñado por un equipo al que se esperaba entre los seis mejores de la liga. Con todo, el flujo de jugadores entre cantera y conjunto senior ha sido una constante, por lo que no procede catalogar la campaña de negativa para un Alcázar que, con certeza, rebajó su grado de competitividad luego de caer ante el Ferre en la primera fase en Sant Bartomeu, con lo que eliminó sus márgenes para incursionar en el grupo Oro. Cuarto de la liga menorquina (4/6), reiteró en ese puesto en el grupo Plata (2/6), con el matiz de que eso implicó ser penúltimo. Desde ahí, nunca tuvo opción de opositar a la plaza para la F4.
CB Jovent. Dos victorias en toda la temporada, ambas materializadas en la primera fase (2/8, penúltimo), y una, ante el Alcázar, con el puntual y colosal concurso de Nacho Ayala, y en cambio de mayor impacto para el equipo rojo, en tanto que su incidencia posterior fue absoluta para dejarle fuera del grupo Oro. El segundo tramo del curso ha resultado un verdadero suplicio para el equipo que entrena Josep Calçapeu, con pleno de derrotas en las ocho jornadas del grupo Plata (último, 0/8). Con todo, en Alaior han podido calibrar el nivel de sus generaciones del futuro con el estado actual del basket balear.