El Hestia Menorca inició en la mañana de este viernes la pretemporada del que será su quinto año consecutivo en LEB Plata, cuyo estreno oficial ocurrirá el próximo 8 de octubre, en pista de L'Horta Godella, vinculado del Valencia Basket. Un trecho de algo más de cinco semanas restan por tanto para inaugurar una temporada en la que el club que preside Oriol Segura tratará de «volver a emocionar» a la afición, tal y como reza el eslogán de su presente campaña de abonados.
No en vano, después de un par de años sujeto a las restricciones y normativa anti-covid, con todo lo que ello condicionó la asistencia al Pavelló, el Hestia Menorca confía en poder recuperar de modo progresivo el ambiente y atmósfera de los tiempos ‘prepandemia', y en el que por otra parte será el primer año ‘posPitu Jiménez'.
Y es que la retirada del capitán, un rostro fundamental en la cronología del joven club menorquín, además de imponer, por razones evidentes, un cambio de ciclo, motiva que tal sensación se incremente por el hecho de que el base madrileño y menorquín de adopción, era el último rostro ‘insular' de cuantos logró convencer y reunir el club en verano de 2016 para impulsar un proyecto desde las entrañas de la sección de baloncesto del CCE Sant Lluís. De hecho, la esencia y finalidad del mismo fue esa; tratar de recuperar un espacio en el contexto del baloncesto nacional por medio de un colectivo sustancialmente menorquín.
Conseguido el objetivo, primero con la incursión en Liga EBA y sobre todo, con el ascenso a LEB Plata de hace un lustro, y con la evidencia de que con el producto autóctono no alcanza para más (ya sea por la retirada o declive de algunos elementos, por la falta de nivel de otros para actuar en ‘Plata', por el deseo de emprender una nueva etapa en otro lugar de ciertos jugadores o por decisión del club de prescindir de algunos ejemplares), el Hestia Menorca apostó por un viraje evidente hace poco más de un año.
Primero con el fichaje del entrenador Javi Zamora, en mitad de la temporada 2021, y posteriormente y a consecuencia de ello, con una radical renovación del bloque, que repleta de ‘prospect' de importante nivel y gran margen de progresión (no queda en el vestuario insular, tras la marcha de Pitu, ningún exponente de cuantos terminaron el curso 2021).
Metamorfosis
Y en esa metamorfosis que por el momento está rindiendo evidentes dividendos (con el técnico madrileño se jugaron las eliminatorias por el título en las dos ocasiones) ha abundado este año el club menorquín. Álvaro Sanz, Joshua Tomaic, Luis García, Carlos Arroyo, Maxime Yomi, además de Pol Molins (cedido por el Girona, todavía no ha aterrizado en Maó, puesto que su club de origen le reclama y retiene para paliar una pretemporada repleta de ausencias), a la espera de que sucede con el ucranio ‘Slava' Kravtsov y de si el club incorpora otro interior (que apunta a ser así), son los nuevos rostros que confirman esa máxima.
Junto con la columna vertebral de rango nacional que se empezó a forjar durante el ejercicio anterior, sustanciada por varios internacionales españoles en categorías de formación (Tamayo, Alderete, Pablo Suárez, Longarela), deben conformar, o cuanto menos así lo esperan en Bintaufa, ese colectivo que consiga «volver a emocionar» y a llenar la grada, a la par que lograr resultados y proseguir afianzando la percepción de que la Isla es un enclave ideal para cualquier joven jugador con deseos de crecer y de mejorar.
El Ciutat de Maó, torneo que por un par de días restablecerá el añorado estatus ACB para la Isla, y marcado en rojo a nivel institucional por todo lo que ello conlleva, será la primera prueba (también la más exigente) de la actual pretemporada, y que permitirá calibrar, parcialmente, el potencial que el Hestia Menorca este año ha conseguido concentrar en su vestuario. La cuenta atrás para ello y para un nuevo año de ‘Plata' ya ha empezado. Todo ello con el objetivo de «volver a emocionar».