Arranca un zumbido atronador. Entre el ir y venir de patinadoras, 'Carros de fuego', la inmortal melodía de Vangelis, suena perezosa en los altavoces llegándose a acoplar al estruendo de las ruedas en contacto con el parqué. Faltan pocos minutos para que el reloj marque las cinco de la tarde de cualquier martes, de cualquier jueves. Comienza el entreno.
Esta es la rutina previa del entrenamiento del grupo de las niñas y niños más pequeños del club de patinaje de Alaior que lleva la entrenadora Mar Folch, que en su día, hace muchos años, también fue patinadora. Ese amor por las cuatro ruedas se extrapola cuando explica cualquier concepto a sus alumnas y alumnos, que primero escuchan y luego se lanzan sin miedo a probar suerte con la nueva pirueta. La suerte no se alía con cualquiera y la mayoría acaban en el suelo pero al instante, como si el piso quemara, vuelven a estar de pie. Siempre queda mucho por hacer y todavía mucho más por aprender.
Para la entrenadora la clave de este deporte radica en "que tú domines los patines, que los patines no te dominen a ti". Y en eso trabaja. Los ejercicios que suelen conformar sus entrenamientos van encaminados a mantener el equilibrio y a dominar los patines. Un entrenamiento normal está dividido en una parte de calentamiento muy sencilla, una parte central de ejercicios y, como al fin y al cabo se patina por diversión, una tercera parte de actividades más lúdicas.
Esta ha sido la fórmula de la escuela de patinaje de Alaior desde que a principios de los años ochenta se unificaran las diferentes secciones de patinaje de cada colegio bajo las órdenes del entrenador Toni Pons y empezaran a entrenar en una pista exterior. En el año 2000 se formó oficialmente el club y llegó la actual entrenadora. Este año, con la reforma del pabellón anexo del polideportivo en Alaior, el club además puede practicar en el parqué interior, con lo que ya no está expuesto a las inclemencias meteorológicas y se asegura el poder entrenar todos los días.
Esas pequeñas mejoras las está notando el club en su día a día. En el 2000 la asociación contaba sólo con unos 20 miembros, número que ha crecido hasta los 93 en este año, aunque son 81 los que participan en la escuela, con edades comprendidas entre los 4 y los 25 años. El resto lo forma un grupo de antiguas y nuevas patinadoras adultas, innovación introducida esta temporada, que comparten afición por las cuatro ruedas y entrenan un día a la semana.
"El patinaje artístico, en su parte de competición, es muy exigente porque requiere de unas condiciones físicas óptimas, y unas artísticas y técnicas muy trabajadas; tres elementos que se deben integrar en una sola actividad perfectamente armoniosa y como partes de un todo", explica Mar Folch, que matiza que "en Alaior practicamos una modalidad, a excepción del Show, deportiva y sociocultural donde además es importante la interacción social entre las participantes, el respeto a las compañeras y a las instalaciones y tratar la inhibición, pasando un rato en grande".
Este año, la competición
Si hay un elemento que ilusiona esta temporada es el regreso a la competición de alto nivel 20 años después de la última participación de un grupo menorquín en una. Mar Folch, junto a Auba Saura, ha preparado un grupo Show, que ya se presentó al público de Alaior, en un intermedio de un partido de baloncesto del CB Jovent, y con el que competirán en el Campeonato de España de Grup Show que se disputará los días 12 y 13 de marzo en Pamplona. "El mejor trofeo que conseguiremos será el mero hecho de participar, algo de lo que espero que se empapen las chicas, que tienen que ser como unas esponjas", explica Folch, ilusionada.
Cuando la escuela no tiene competición, el curso escolar lo dividen en tres trimestres. En el primero, de octubre a diciembre, se hace la primera toma de contacto con los patines, así como una parte más técnica básica. Anteriormente se hacía trabajo físico. La segunda parte conlleva un trabajo técnico más elaborado y con un grado de dificultad un poco mayor, mientras que la tercera parte es la artística y la que sirve para montar los festivales de final de curso.