Un Manacor sin demasiados méritos rompió la racha positiva de cinco jornadas sin perder del Alaior en un partido frío, falto de argumento y de juego, y en el que los tres puntos se decidieron a partir de una rigurosa acción que significó el penalti transformado por Barbón en el minuto 64.
Se quejó el público de Los Pinos, que despidió al árbitro con una sonora pitada, aunque de poco sirvió, ya que los tres puntos volaron a última hora de la tarde hacia Manacor (0-1).
Echó a rodar el esférico en Los Pinos con una cosa clara, los dos equipos tenían puesto el cerrojo. Alaior y Manacor se respetaron durante los primeros 45 minutos sin llegarse a inquietar de forma clara, al margen de un balón al palo de Andreu a los 25 minutos, al que respondió el joven Aitor, en el 37, al controlar una pelota perdida pero cuya volea se fue por alto.
A parte de esas dos opciones, el primer periodo fue bastante discreto y falto de fútbol. El balón se atascó constantemente en el centro del campo y la falta de mordiente dejó a los delanteros bastante desubicados.
Quizás tuvo más el balón el Manacor, aunque el Alaior pusiera las ganas, pero a la hora de la verdad, el poco público alaiorense se quedó sin fútbol. Ni siquiera la actuación arbitral puso chicha al encuentro, en la primera parte, claro.
No mejoró la obra tras el descanso. Siguió el juego atascado por la medular, con demasiado conservadurismo. Hasta que en el minuto 64 un barullo dentro del área local acabó con un presunto derribo de Calzada a Carlos. Penalti y gol de Barbón, a pesar de que Melià le adivinó la intención. Los locales pidieron falta en ataque en la jugada previa, aunque no sirvió de nada.
El 0-1 espoleó a los albinegros. Dio un paso adelante el equipo de Marc Serrano buscando a Calero y Aitor en largo. En el 69 Dani Marquès remató un córner que Gaspar despejó felinamente sobre la línea de gol. La entrada de Juanlu dio más opciones al Alaior, pero se quedaron sólo en eso, opciones.