Hablar de justicia en el fútbol no sirve para nada. El deporte rey no siempre premia al que se lo merece y, en este caso, se olvidó del Sporting Mahonés. El equipo de Luis Elcacho dejó de ganar un punto, obsequio de consolación, en un error defensivo que llegó en los momentos de mejor juego local. El Ontinyent no sólo fue capaz de marcarle el primer gol de la temporada al Sporting en su casa sino que perforó la red en las dos ocasiones que tuvo en un gran ejercicio de efectividad y se llevó tres puntos.
Lo que hace verdaderamente atractivos a los partidos de Segunda B, a parte de la entidad de los rivales en algunas ocasiones, es el rigor táctico sobre el césped. Tanto en Tercera como en Regional abunda la anarquía en conceptos tan básicos que propician que se ensucie el juego, que se trabe y, por consiguiente, que sea poco vistoso. Pero en la categoría bronce del balompié español las ideas están claras, muy claras, tanto que si alguno de los dos contendientes comete un fallo el rival no acostumbra a tener piedad. Como sucedió en Bintaufa con el 0-1.
Un error en cadena de la defensa sportinguista allanó el camino al Ontinyent. Un centro muy corto al primer palo de Kikín a los 18 minutos sumado a la indecisión entre Camacho y Eloy para despejar el esférico dejó en bandeja una oportunidad de oro a Gómez al que le bastó puntear el balón para romper el fortín que en las primeras tres jornadas había supuesto Bintaufa.
El tanto hizo mucho daño. Con el mismo once que siete días atrás deslumbró ante el Lleida el Sporting parecía otro tremendamente distinto. Sin ideas para subir el balón, ofuscado ofensivamente e impreciso en la zaga, los minutos iban pasando sin ocasiones. Un chut lejano de falta de Berto Vaquero rompía la monotonía aunque de manera anecdótica.
Resultó inverosímil que con el mismo reparto de protagonistas que en el partido anterior, uno de los de mayor calidad que se recuerdan a corto y medio plazo en Bintaufa, el equipo cambiara tanto sus prestaciones. Porque sería osado decir que el Ontinyent estaba siendo superior en los primeros 45 minutos más allá del 0-1 del marcador. Únicamente en el reparto de sopapos y de tarjetas, los de Granero eran 'mejores'.
La principal, y prácticamente única opción local, llegó en al filo del descanso. El lateral Barreda recorrió toda la banda izquierda y, cuando la opción más acertada era la de dar un pase atrás a Berto en el punto de penalti, soltó un zapatazo que repelió como pudo Alberto dejando el rechace a los pies del ciutadellenc que remató como pudo y flojo, blocando el portero.
Espoleó Elcacho a los suyos en el descanso y surtió efecto. Pidió más intensidad, seguro; más seguridad, no cabe duda, y confianza, porque el 0-1 era engañoso y la remontada era posible y factible. Salió en tromba el Sporting. Carrusel de ocasiones en los primeros instantes, donde destacó la que tuvo Ignasi, en un balón suelto que cazó pero disparó alto.
Cambios acertados
Elcacho, que sabe que en Bintaufa no se puede regalar ni el agua, movió el banquillo. Reveló a Ignasi y Goñi, muy discretos, y dio entrada a Corbella, héroe la semana pasada, y Soldevilla. El delantero, volvió a desempolvar la capa y el antifaz y en el 63 dejó con maestría un balón entre líneas a Arkaitz que el navarro coló entre las piernas de Alberto (1-1).
Bintaufa se tiñó entonces del blanquiazul local, el Ontinyent cedió el balón pero el fútbol es demasiado caprichoso. En una jugada que parecía indefensa, Carlitos, ante un David Sánchez que le concedió demasiado tiempo y espacio, logró el 1-2 y cortó la reacción local, a los 81 minutos.
Al Sporting le restó aferrarse a la heroica pero pareció como si los centrales valencianos hubieran crecido un palmo y llegaran a todos los balones. Los mahoneses se quedaron sin opciones y vieron como su fortín, Bintaufa, sufría la primera grieta del curso.