La maquinaria parece que ya no chirría. El Sporting Mahonés consiguió romper la mala racha de resultados a domicilio que le ha ido acompañando a lo largo de este inicio de temporada y sumó un empate en el que consiguió estrenar el casillero de puntos como visitante y que no le marcaran. Un pequeño paso para los mahoneses que, de no haber tenido la pólvora mojada, podrían haber asaltado del todo al Mallorca B. La tuvo y la retuvo Arkaitz Ruiz en los instantes finales, donde los de Luis Elcacho jugaron con un hombre más, pero al final se tuvieron que conformar con una solitaria joya cuando tuvieron todo el tesoro para ellos.
Al igual que sucediera al final del partido con los puntos, la primera parte se repartió. En el tramo inicial el dominador claro fue el Mallorca, que se mostró más sereno en el primer intercambio de jugadas mientras que el Sporting aguardaba en la cueva. Los de Elcacho se habían fijado como primer objetivo en este duelo frenar la debilidad defensiva mostrada hasta el momento a domicilio. Tras encajar una media de tres goles por partido, David Sánchez, Raül Capó, Dani Camacho y Carlos Barreda, ayudados esporádicamente por Jeroni, tenían la obligación de contener los ataques bermellones.
Los primeros 20 minutos fueron locales, sin lugar a dudas. Entonces se desperezó el Sporting, que abrió líneas y trató de inquietar la meta de Yeray. Por ocasiones, el partido parecía que se lo iba a llevar el Mallorca, al que parecía que sólo le faltaba decidir cuándo marcaría. Lo intentó, como momento más destacado, Xisco de falta y también Uche, que firmó un buen partido, pero a pesar de su estirada no llegó al remate por muy poco.
Pero, sin duda, la mejor opción y por la que todavía hoy debe estar lamentándose Goñi, llegó en el 34 cuando tras una fantástica acción individual, Genis Soldevilla logró zafarse de su par, corrió toda la banda y su pase de la muerte lo despejó Mateo cuando el vasco, que sólo tenía que empujarla, se confió con todo a su favor. El descanso llegó poco después sin que hubiera habido zozobra en ninguna de las dos cubiertas.
El segundo tiempo arrancó sin cambios en el campo aunque si en la actitud. El Sporting, que de nuevo no evidenció ninguna muestra de ser un equipo al que no le pagan lo que de sobras se está ganando sobre el terreno de juego, se creció y pasó a controlar el balón, el juego y cualquier contratiempo, a excepción de la lesión del local Xisco, que ocurriera en el verde de la Ciudad Deportiva Antonio Asensio.
Con el Mallorca encerrado, diezmado y con un efectivo menos, y a la espera de diseñar una contra que asaltara la banca de Eloy, el partido perdió brillo pero ganó en intensidad. Goñi conectó un saque de falta botado por Genís que Uche desvió a córner y Grasa se generó dos ocasiones a las que respondió bien y seguro el guardameta blanquiazul que ayer cumplía años.
El Sporting se vio con un jugador más tras la expulsión por doble amarilla de Mateo, que derribó a Arkaitz fuera del área cuando iba a encarar portería. Lo intentaron tanto el Mallorca como el Sporting, aunque los mahoneses contaban con mayor peligro en sus llegadas. Arkaitz gozó de hasta tres ocasiones en el tramo final. En la primera su remate, a pase de Berto, se fue desviado, mientras que en la segunda, en un saque de falta, no llegó por milímetros. Tampoco marcó a la tercera cuando se precipitó al rematar un balón en el área cuando lo tenía todo a su favor para controlar y chutar más cómodo.
La expulsión por doble amarilla de Ton Alcover fue intrascendente con el empate. El Sporting no ganó ayer pero aprendió a no perder, a no recibir goles y a confiar en su juego cambiando en el segundo tiempo una mentalidad más defensiva por una más ofensiva.
Ahora el grupo de Elcacho ya sabe que es capaz de ganar lejos de Bintaufa.