"Estamos quemando los últimos cartuchos. Éste es el límite". Es el mensaje que se emite desde las oficinas del Sporting Mahonés, un club que empieza a asumir que la vorágine en la que se encuentra lo consume, a pesar de todos los intentos de supervivencia.
Tres indicios dan consistencia a esta idea: por un lado, la enésima reunión que a lo largo de hoy el presidente Paco Segarra mantendrá con un patrocinador que solucione los pagos. Se trata de una empresa de Barcelona, pero no se han dado más detalles, aunque sí se apunta que si esta opción no sale adelante casi que se daría la búsqueda por finalizada.
Prácticamente es un todo o nada envuelto de un indiscutible halo de pesimismo.
El segundo indicio, relacionado con el primero y con la falta de respuesta de las instituciones -por ejemplo el conseller de Deportes, Juanjo Pons, indicó que no hay fecha en la que el Consell pueda definir su aportación- es la palabra dada por Segarra de que mañana daría la enésima explicación a la plantilla sobre la situación. Uno de los capitanes, Biel Medina, indicó a consulta de este diario que "hemos de ser realistas.
Segarra se mueve pero no puede asegurarnos nada. Ni fechas, ni cifras, ni plazos. Esto es como intentar apagar un fuego que ya es demasiado grande. No quiero pensar negativamente, pero la reunión de mañana puede ser terrible".
El tercer indicio no es menor. El club ha convocado a sus socios a una Asamblea Extraordinaria que se celebrará el próximo miércoles, 2 de noviembre, en el Recinto Ferial de POIMA, en doble convocatoria a las 19.30 horas y a las 20 horas. El orden del día, la "situación actual del C.F. Sporting Mahonés". El club "espera contar con la asistencia del mayor número posible de abonados del club", unos 400 socios.
Según cómo se precipiten los acontecimientos, esta Asamblea podría convertirse en la crónica de una muerte anunciada. El Sporting "quema sus últimos cartuchos" en unos días que corren, ahora sí, a una velocidad que provoca vértigo en todo el club.