Con la polémica de los guiñoles franceses todavía coleando llega un nuevo fin de semana deportivo a la Isla en el que a falta del lujo que suponen ACB, Superliga o Segunda División B, toman protagonismo dos derbis que ante la falta de oferta pueden enganchar al aficionado menorquín.
Por un lado, el Ferreries-Alaior del domingo en Sant Bartomeu. Con la alfombra roja de las grandes ocasiones en Segunda B guardada para tiempos mejores, azulgranas y albinegros centrarán los focos de un domingo que se antoja frío -Otra vez- y en el que se vivirá, por mucho que digan los entrenadores, una tarde dramática.
Restan 15 jornadas para que baje el telón en Tercera y las calculadoras ya están encima de la mesa. Tanto Joaquín Andújar como David Moreno cuentan en sus logaritmos neperianos que aseguran la salvación con los tres puntos del domingo.
Pero más allá, los futbolistas tendrán una posibilidad excelente que agradecerán los aficionados y es el de recuperar la sensación de derbi. Sin Menorca Bàsquet y sin Sporting Mahonés, un derbi a la vieja usanza que se viene disputando desde incluso antes de que el incombustible Paco Perea empezara a anotar los registros futbolísticos de la Isla. Un duelo en el que si se impone el corazón a la cabeza acabará como siempre, con un resultado corto, avaro de ocasiones y en el que uno se arrepiente de haber pagado la entrada pudiendo invertir esos euros en comprar un partido de Primera División o zampándose un bocata y una cerveza en el bar de la esquina.
A la espera de ver qué pasa con el duelo en Ferreries y en un margen bastante paralelo queda un Mercadal en tierra de nadie que espera cumplir con lo mínimo de aquí al final de la temporada, pasar desapercibido para el fantasma del descenso y los delirios de grandeza en la zona alta. Firmar una permanencia de toda la vida, vamos.
Baloncesto de primera
El pabellón de Sínia Costabella acogerá el domingo otro derbi. El Sant Lluís rinde visita al Alcázar en un duelo que pretende recuperar el brillo perdido en otros años y destacarse como la primera alternativa a la LEB Oro y a la extinta EBA.
Rojillos y blanquiazules pelearán hasta el final de la Primera Balear masculina por un hueco en el play off de ascenso para prolongar la temporada un par de partidos más pero sin el agobio de tener que ascender si o si. Sólo para decorar el currículum, que no está el horno para cocinar lujosos cambios de categoría que obligan a manejar presupuestos demasiado grandes y a llamar a la puerta de la administración pública. Tiempo de crisis, tiempo de derbis insulares.