Lo bueno del fútbol es que es imprevisible. En un mismo partido, lo que se ve, lo que se cree que va a suceder y lo que acaba sucediendo a menudo pueden ser tres cosas diferentes. Ayer hubo una muestra de ello en el Municipal de Es Castell.
El At. Villacarlos de Liga Nacional se impuso al Manacor por 3-2 con todos los ingredientes posibles. Tantos, que incluso los mallorquines podían haber ganado perfectamente si llegan a afinar en los tres uno contra uno delantero-portero que tuvieron. Tantos, que incluso el partido pudo acabar en empate. Tantos, que incluso el colegiado y sus chulescas maneras casi pone en riesgo un encuentro que no tenía ningún problema... salvo él.
Pero la suerte y la fuerza de voluntad de este equipo, que todavía busca su identidad, le dieron un triunfo importantísimo bajo cualquier punto de vista.
El primer tiempo fue deficiente. Nerviosismo, precipitación y la habitual flojera defensiva y bajo palos que debe superar un equipo que sigue estando verde. Delante, un Manacor más puesto y con algo más de físico que lamentó no haber ampliado el 0-1 (Adrià, 16') con el que se llegó al descanso con los peores augurios. Porque ese gol, y alguna ocasión más del Manacor, llegó por el enésimo despiste entre el portero y su defensa y tras 45 minutos de poca respuesta de cara a la portería contraria.
Tras el paso por el vestuario, ya sin Bolopo por lesión, la sensación era que se vería más de lo mismo. Fue así en los primeros diez minutos. Pero Martín Pasantes probó suerte en el 56 con una falta directa porque intuyó que el portero mallorquín tampoco sería un prodigio de autoconfianza. Y acertó. El balón tocó en un defensa y se coló.
El 1-1 le dio moral al Villacarlos y a su técnico. Bahamonde fue valiente y dispuso a su equipo con una defensa de tres para presentar la batalla en el mediocampo del Manacor. Fue un riesgo. Casi le sale mal, porque el eje se convirtió en una autopista hacia su portería y se notó en los tres uno contra uno que sufrió Marc.
Sin embargo, al partido le salió un valiente. Desde su propio campo, a 60 metros de la portería del Manacor, Pedro conectó un balonazo que se dirigió centrado y por alto hacia el marco del Manacor. No parecía un balón difícil, pero Manuel dio un paso atrás afortunado para el Villacarlos. A todos les pareció un golazo. Era el 2-1 , en el 76, y un baño de optimismo efímero. Cinco minutos después, un penalty claro del portero Marc lo transformó Munta en el 2-2.
Y de nuevo, la sorpresa. El Villacarlos no se amilanó. Seguía asumiendo riesgos. Lupón y Rubén llevaban peligro. Pero, de nuevo, la picardía. Una falta algo lejana en el 88. Martín Pasantes la tiró a un lado. Parecía fácil de atajar, pero el cancerbero solo percibió el balón cuando era tarde. Era el 3-2, un triunfo de suerte e ímpetu.
El At. Villacarlos sigue acumulando méritos y se afianza como mejor equipo menorquín, con diferencia, en su primera temporada en esta Liga Nacional juvenil en la que ya suma 17 puntos.