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Fútbol /// División de honor juvenil

Hombrada para la salvación

El Menorca remonta un 0-1 a todo un zaragoza y encarrila la permanencia

| Maó |

"Sí se puede, sí se puede" gritaba la tribuna del Estadi Maonès cuando los suyos empataban para acabar firmando un fantástico resultado ante todo un Real Zaragoza, uno de los grandes de esta División de Honor juvenil en la que el Menorca quiere permanecer. El 2-1 fue producto de la lucha, la constancia, el no rendirse, la ilusión. Alberto Pareja y Xiscu neutralizaron el tanto de Pombo y ahora los de Lluís Vidal dependen de sí mismos para continuar en la élite.

Vidal estaba contento, muy contento. Todo lo contrario que su homólogo zaragocista, Diego Martínez. Y ambos tenían razón. El menorquinista sabía que los blaugrana no podrían superar la calidad de los blanquillos. El aragonés sabía que su equipo podía caer si se confiaba, si creía que iba a ganar en el Estadi Maonès con un golito y cuatro pases bonitos.

Pasó eso. Las gotas de calidad las puso el Zaragoza. Claro, van sobrados de ello Joel -todo pasó por él-, Pombo, Dani, Gil... Tienen el sello y el oficio de los grandes. Pero delante tenían a unos chicos que no se rindieron nunca. Tenían la lección aprendida de que para ganar a un grande hay que vaciarse, guardar la ropa, ser más listo... para tener más suerte.

Fue así globalmente, aunque el miedo a encajar una goleada -en la primera vuelta cayeron 8- estaba un poco en el subconsciente. Cuando en el cuarto de hora Pombo contactó un tiro duro en zona de tres cuartos y el balón se colaba entre la mano de Enric y el travesaño, todos se pensaron lo peor. Y más con un tiro que habitualmente se va a las nubes.

Enric ayer fue uno de los componentes importantes de la victoria con varias paradas de mérito a lo largo del partido. También, cuando el Zaragoza se despertaba, un par de palos y un travesaño salvaron a los menorquinistas, que a pesar de todo tuvieron un par de buenas ocasiones en acciones de Lluís Camps. Pero se llegó al descanso quizá en los mejores minutos visitantes, un último cuarto de hora del primer tiempo en el que el peligro fue evidente sobre el marco menorquín.

Lo que vino después fue lo que alegra a Vidal y enfurece a Martínez. El Menorca no aflojó. Persistió en su lucha. El Zaragoza se pensó que ganaría con poquito más. Ni siguiera tiene la excusa de la lesión de su delantero de referencia, el goleador Dani, ni el ímpetu que mostró el virtuoso Joel. Su cara al final fue el reflejo de la impotencia.

El Menorca, con sus armas, empezó a acercarse a la portería rival. Tras un pase al interior de Izan y un rebote, el balón llegó a Alberto Pareja y conectó un tiro para el 1-1. En el minuto 66, aquello parecía una inyección de vitaminas.

Lucharon todo lo posible estos chicos. El Zaragoza tuvo unos minutos de reacción, pero el Menorca fue más listo. Lección: todos juntitos y, si se puede, contra o balón largo arriba, que alguien habrá. Y lo hubo. Y cómo lo celebró. Él y todos. Xiscu, en el 77, pilló un balón y encaró, olvidando que tenía a dos defensas encima, conectó un fuerte tiro a tres metros de la media luna. Tenía toda la intención. Tenía potencia. Pero quizá el cancerbero se confió. Quizá alguien se lo recordó en su feo gesto al público en su camino a los vestuarios.

Del 2-1 al pitido final fue un monólogo aragonés, su impotencia. Vidal movió con inteligencia el banquillo durante toda la segunda parte para dosificar esfuerzo y jugar con los últimos minutos. El Zaragoza se encomendó a Joel , pero el crono, tan lento para el Menorca, era muy rápido para ellos. Al final, explosión. El equipo está donde quería estar. Depende de sí mismo para seguir en la élite. Ayer estos chicos hicieron una hombrada.

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