Mantuvo en despachos y tribunales una ardua lucha con Sporting Mahonés y órganos federativos, prolongada durante lustros y de la que resultó indiscutible vencedor. Se trata de José Sastre (Maó, 1947), presidente de la Unión Deportiva Mahón entre 1986 hasta 2002, el hombre que rescató nombre y escudo para la entidad gualdiazul en el albor del presente siglo. Desmarcado del escenario futbolístico desde entonces, el que fuera uno de los dirigentes más notables en la densa y centenaria trayectoria del deporte insular reclama nuevamente los focos para exponer su diagnosis acerca del erosionado estado del fútbol local. Imposible omitir alusión al club gestado de los vestigios de su ancestral enemigo, el Sporting de Mahón. Sastre en estado puro.
El exdirigente concibe de un modo muy claro que el «Sporting Mahonés ha desaparecido». Y abunda. «No lo digo yo, lo dicen las matemáticas y el Sporting de Mahón no puede considerarse su heredero, pues debería afrontar las obligaciones y la deuda de la herencia. La realidad es que han perdido nombre, escudo, colores e historial; la finalidad del pacto del 74 era que la Unión desapareciera y los que han desaparecido han sido ellos, lo que era una muerte anunciada y previsible».
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