El calvario del delantero Aitor Pons (Alaior, 1991) llega a su fin. En cuestión de unas pocas semanas la enfermería del Llosetense de la Segunda División B verá salir al fin al ariete menorquín, por el que suspira ya desde hace un largo tiempo su entrenador, Nico López, necesitado de calidad en la punta de ataque para intentar lograr el reto de salvar la categoría de bronce en el primer año de Lloseta en 2ªB.
Aitor Pons, quien fuera en la temporada 2014-15 del ascenso del Llosetense el 'pichichi' del equipo –se lesionó de gravedad en el partido frente al Badalona, «aunque ya arrastraba molestias anteriores y seguí jugando cinco partidos más», reconocía ayer a «Es Diari» Aitor, que acumula ya dos meses y medio casi en el dique seco. ¿El diagnóstico? Por vez primera en su carrera como futbolista profesional, un cuadro importante de osteopatía de pubis y pubalgia. Casi nada. Y encima, en una temporada tan compleja para su equipo y en la que más que nunca precisan de su instinto y olfato goleador. Aitor Pons, incansable trabajador para recuperarse cuanto antes desde que cayera lesionado, manifestaba cauto ayer desde el propio gimnasio que espera estar de nuevo en dinámica del Llosetense, «en unas tres o cuatro semanas, aunque sé que es complicado. Llevo mucho tiempo de rehabilitación de esta lesión ya que es de larga duración», lamentaba, no sin antes avanzar el killer de Alaior que esta semana «empiezo a entrar con el grupo ya, pero poco a poco».
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