Luis Enrique prometió este miércoles un fútbol «ofensivo» con espectáculo al frente del Paris Saint-Germain y aceptó el reto de ganar la Liga de Campeones, aunque el club no le garantiza la continuidad de su estrella Kylian Mbappé.
El PSG presentó, entre una gran expectación, a quien el presidente, Nasser al Khelaifi, definió como «uno de los mejores entrenadores del mundo, no solo por lo que ha ganado, también por cómo juega al fútbol». El exseleccionador español comenzó hablando brevemente en francés y prometió aprender el idioma, antes de lanzarse con gusto en una intervención que convirtió en un espectáculo.
En una ciudad que se lamenta de que su equipo de estrellas lleva varias temporadas de juego insulso, Luis Enrique prometió «un estilo muy ofensivo, muy atractivo para los aficionados». «Puedo garantizar que jugaremos como equipo, estoy seguro de que lo van a disfrutar», remachó.
Luis Enrique dijo que el PSG es un club que quiere crecer y aseguró que es «el entrenador ideal» para este proyecto, antes de señalar que quiere devolver la confianza puesta en él «ganando trofeos importantes».
Sin embargo, la sombra del futuro de la máxima estrella del equipo, el delantero francés Kylian Mbappé, planeó de forma persistente sobre la presentación de Luis Enrique, que capeó el tema de forma diplomática.
«Cuento con todos los jugadores con contrato», indicó, antes de añadir de forma enigmática que «quiénes son» esos jugadores «depende del día a día, y esto del fútbol va cambiando». También insistió un par de veces en que hay informaciones internas del club que no puede divulgar por ser confidenciales. «Lo que hablamos queda entre Luis Campos (el director deportivo) y yo», señaló.
No obstante, después de que Luis Enrique dejó la sala, Al Khelaifi se quedó un par de minutos para decir claramente y en público lo que se había filtrado en las últimas semanas. Si Mbappé no renueva su actual contrato, no se irá gratis.
Dijo que la posición del club «es muy clara». «Si Kylian quiere quedarse, nosotros queremos que siga, pero que firme un nuevo contrato», subrayó. «No podemos dejar marchar gratis al mejor jugador del mundo», recalcó el presidente del PSG, quien tras terminar esa frase dijo a los periodistas: «Eso es lo que queríais, ¿no?».
En un equipo que se ha convertido en una auténtica trituradora de entrenadores que no han podido ganar la Liga de Campeones, el técnico asturiano asumió «con total entereza» que tendrá ese reto en su trabajo. «Me encanta tener esa presión, bendita presión», afirmó.
Reconoció que hay siete u ocho equipos del mismo nivel, y además con más experiencia europea, pero recalcó que el máximo trofeo continental «ha de ser un objetivo» para el PSG.
Sobre la confección de la plantilla, y además del caso Mbappé, auguró un mercado intenso, pero se mostró convencido de que podrán formar un gran equipo.
El PSG tiene previsto anunciar próximamente toda una batería de fichajes cerrados en las últimas semanas pero que aún no ha oficializado, como los de Marco Asensio, Lucas Hernandez, Manuel Ugarte, Milan Skriniar y Kang-ing Lee.
Luis Enrique aseguró que ha estado al tanto de estas incorporaciones y que les ha dado su visto bueno. «Llevamos ya un tiempo trabajando en la confección de la plantilla», dijo, y añadió: «Está todo consensuado, vamos de la mano, el objetivo es hacer un gran equipo».
El nuevo técnico del PSG tendrá su primer contacto sobre el terreno con los jugadores el próximo lunes, en el nuevo centro de entrenamiento de Poissy.
A partir de entonces, Luis Enrique también tendrá que decidir sobre si se queda con no menos de ocho jugadores cedidos que vuelven al PSG tras terminar la temporada en otros clubes.
Entre ellos hay varios ilustres, como los argentinos Mauro Icardi y Leandro Paredes, el costarricense Keylor Navas, el alemán Julian Draxler o el neerlandés Georginio Wijnaldum.
«Es evidente que voy a tener que tomar muchas decisiones, pero voy a tener que hablar con los jugadores, consensuar», avanzó.
Tan suelto y feliz estaba Luis Enrique que no rehuyó la pregunta de un periodista francés acerca de sus a veces complicadas relaciones con la prensa, y predijo que todo será «perfecto, porque no» entiende «un carajo», antes de vaticinar: «Yo creo que nos vamos a divertir».