La localidad valenciana de Oliva alberga ya en la madrugada de este martes al miércoles la cumbre que debe definir la hoja de ruta para desatascar el conflicto abierto entre la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) y las jugadoras de la selección, que acudieron a la concentración por imperativo legal al entender que su ausencia podría motivar sanciones deportivas y económicas. Y para encontrar una salida al laberinto dio un paso al frente el Consejo Superior de Deportes (CSD), que tomó partido en apoyo a las reclamaciones de las futbolistas y criticando la actuación del organismo que rige el fútbol a nivel nacional.
La ceremonia de la confusión que arrancó el lunes tuvo continuidad este martes con el cambio de hora y lugar de la concentración y el desconcierto generalizado entre todas las partes. Ante la incapacidad de federación y futbolistas para reunirse y reducir las diferencias, asumió protagonismo el Gobierno. «Se va a implicar y lo hará personalmente el presidente del CSD (Víctor Francos)», señaló el ministro de Cultura y Deporte, Miquel Iceta, que no dudó en señalar que la RFEF «está haciendo las cosas muy mal». «Creo que la convocatoria es anómala y que hay que corregir los defectos que se han producido si queremos de verdad recuperar la senda de éxitos que las jugadoras marcaron», señaló.
«Lo que pasó fue inaceptable. Así se lo he transmitido a la Federación. Sentía que mi obligación era estar al lado de las jugadoras para escucharlas y buscar soluciones», resumía antes de la reunión de anoche el presidente del CSD, Víctor Francos, en referencia a la convocatoria realizada por Montse Tomé, que formalizó su primera lista haciendo caso omiso a la postura de las jugadoras que se negaban a responder a la llamada del combinado nacional hasta que no se produjeran los cambios que vienen reclamando. Horas después las futbolistas emitieron un comunicado insistiendo en su negativa a jugar con la selección, pero no les quedó otra que viajar ayer a tierras valencianas porque la normativa fija sanciones de dos a cinco años de retirada de licencia y multas de hasta 30.000 euros para los deportistas que se nieguen a defender los colores de la selección.
La lista para los partidos de la Liga de Naciones contra Suecia y Suiza los próximos días 22 y 26, incluyó a quince de las campeonas del mundo, entre ellas las mallorquinas Cata Coll y Mariona Caldentey, y a jugadoras que renunciaron al Mundial com Mapi León o la también mallorquina Patri Guijarro, que fueron de las últimas en incorporarse a la convocatoria por culpa de una avería en el avión que las trasladaba de Barcelona a Valencia.
Tanto los rostros como las declaraciones de las jugadoras dejaban claro el mal ambiente en el que se producía la concentración a la que llegaban obligadas. Tanto Alexia Putellas como Mapi León así lo expresaron antes de la reunión. La voluntad de las futbolistas era disponer de libertad para ausentarse de la convocatoria sin ser castigadas por ello.