Un grupo de ultras del Olympique Marsella apedreó el autobús del Lyon y su técnico, el italiano Fabio Grosso, resultó herido, antes de llegar al estadio Velodrome donde se disputará el duelo que cerrará la décima jornada de la Ligue 1.
En el recorrido hacia el estadio marsellés los hinchas radicales del club local lanzaron objetos contra el vehículo. Las ventanillas del autocar se reventaron y el preparador fue uno de los principales afectados. Grosso apareció por el túnel hacia los vestuarios con el rostro ensangrentado.
Su ayudante, Raffaele Longo, también fue herido en un ojo y algunos de los jugadores del Lyon resultaron afectados por las lunas del vehículo y alcanzados por objetos arrojados por los seguidores.
La ministra de Deportes, Amélie Oudéa-Castera, consideró «inadmisible» la agresión que, dijo en la red social X, antes Twitter, que "niega los valores propios del deporte", al tiempo que pidió el arresto de los responsables.
Siete de ellos fueron ya detenidos, agregó la ministra, que consideró bien fundada la decisión de suspender el partido.
El autobús recibió diversos impactos de piedras y otros objetos lanzados por hinchas radicales cuando el vehículo llevaba al Lyon al estadio. Las lunas saltaron por los aíres y los cristales hirieron a varios de sus ocupantes, también afectados por los impactos de objetos.
Según el propietario del Lyon, el multimillonario estadounidense John Textor, presente en Marsella, el entrenador recibió el golpe de una botella de cerveza en pleno rostro, lo que le provocó una herida por la que sangraba de forma abundante. «No podía ni tener una conversación, tenía pedazos de cristal en la cara», aseguró Textor a la televisión Amazon, que retransmite la liga francesa. Por el momento se desconoce el alcance de las heridas sufridas por el técnico transalpino.
No fue el único afectado. Su adjunto, Raffaele Longo, también recibió un impacto en el rostro, aunque de consecuencias menos graves.
El autobús logró llegar hasta el Velódromo, pero la tensión era ya elevada. Una reunión de crisis entre representantes de ambos clubes y el colegiado, François Letexier, analizó la situación y decidió que el partido no podía disputarse en esas circunstancias.
"Nosotros queríamos jugar, pero la situación era muy emotiva, con el entrenador sangrando en la cabeza. No estaba muy lúcido", indicó Textor, quien sin embargo aseguró que no fue el Lyon quien pidió la suspensión del partido.
La Liga francesa indicó, sin embargo, que la suspensión se decidió después de que el Lyon la pidiera y tras recibir el acuerdo del Marsella.
«Corresponde ahora a la Comisión de Competiciones pronunciarse sobre la suerte de este encuentro», indicó la Liga en un comunicado.
El Lyon indicó que presentará una denuncia por los hechos, al tiempo que acusó al Marsella de dejar que este tipo de situaciones se repitan cada vez que su equipo visita la ciudad.
Invitamos a las instancias a analizar la repetición de este tipo de incidentes se produce antes de que provoquen un drama todavía más grave", señaló el Lyon en un comunicado.
También el presidente del Olympique de Marsella, el español Pablo Longoria, condenó los actos «inadmisibles» que atribuyó a «inconscientes» que «han aguado la fiesta a un estadio lleno con 65.000 espectadores». «Este tipo de actos no pueden producirse en el fútbol», aseguró Longoria, que hace unos meses estuvo a punto de salir del puesto tras una tensa reunión con los representantes de las asociaciones radicales de aficionados del club.
La rivalidad entre ambos equipos es histórica y el duelo de esta noche se iba a desarrollar en condiciones muy particulares, con ambos equipos en una situación deportiva delicada. El Lyon, un histórico del fútbol francés, es colista de la tabla con solo 3 puntos en nueve partidos y sin conocer la victoria, mientras el Marsella ocupa la novena posición, lejos de las ambiciones europeas mostradas a principios de temporada.
El bus del equipo no fue el único atacado por hinchas radicales del Marsella, que también lanzaron objetos contra otro que transportaba a algunos de los 600 aficionados del Lyon que fueron autorizados a viajar hasta el Velódromo.