Histórica, apoteósica... muchos calificaron así la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de París. Las calles de la capital francesa se tiñeron de colorido para presenciar un encendido galáctico de la antorcha olímpica que ni siquiera la lluvia pudo ensombrecer. Sin embargo, una representación de la Última Cena atrajo todo tipo de comentarios.
"Irrespetuosa, infame..." fue como algunos como Javier Tebas, presidente de La Liga, calificaron esta imagen que dio clausura a un acto que pasará la historica. Comentarios como este se suceden después de una polémica imagen en la que, aparentemente, se trató de dar una imagen de tolerancia plena hacia los valores y el colectivo LGTBIQ+.
"Usar la imagen de la Última Cena en los Juegos Olímpicos de París es un insulto para los que somos cristianos. ¿Dónde queda el respeto por las creencias religiosas?", comentó el máximo dirigente del fútbol doméstico en España.
"La degradación del mundo occidental está en sus picos"; "Profanar 'La última cena' con Drag Queens es profanar Italia", han comentado algunos usuarios en la red social X. Sin embargo, también ha habido otras críticas favorables hacia esta imagen tan peculiar: "Me parece genial la representación de la última cena de Leonardo da Vinci en la ceremonia de los Juegos Olímpicos de Paris. Francia siempre a la vanguardia por la diversidad".
Al margen del “escándalo” provocado y de las sensibilidades religiosas de cada uno, lo que yo sigo sin entender es la relación de la “última cena” con un acontecimiento deportivo de unos juegos, y menos aún la relación de unas “drag queen” con la obra pictórica de Leonardo. Seguramente se trate de una excentricidad mas del supuesto elitismo artístico francés que algunos tanto veneran y que a mi personalmente siempre me ha parecido una tomadura de pelo.