Argentina y Francia, verdugos en semifinales de Croacia y Marruecos, disputarán este domingo en el estadio de Lusail (16:00 hora española) la final soñada del Mundial de Qatar 2022.
Leo Messi y Kylian Mbappe frente a frente. Los dos principales reclamos en cuanto a estrellas del firmamento futbolístico antes y durante la competición, compañeros en el París Saint Germain, abanderan los sueños de la Albiceleste y de los 'bleus' y centran el interés absoluto de dirigentes, seguidores.
Messi dispuesto a alcanzar su gran anhelo, la muesca que le queda en su dilatada y más que exitosa carrera, el título universal, y a situarse en el Olimpo junto a Diego Armando Maradona, por si podía haber alguna duda, y para zanjar un debate tan eterno como innecesario, pero ineludible.
Y Mbappe que a sus 23 años podría sumar su segunda estrella de campeón tras la que consiguió hace cuatro años en el estadio Luznhiki de Moscú ante la selección croata. Está ya instalado entre lo más granado del presente y, al ritmo que marcha, está llamado a seguir batiendo récord tras récord.
Ambos servirán un duelo más que atractivo. Cada uno con su estilo, con sus formas, con sus cualidades. Han sido decisivos. Protagonistas indiscutibles de la competición. Líderes de sus equipos y abanderados de sus ilusiones.
Los dos se postulan, por lo tanto, al galardón de mejor jugador así como a la Bota de Oro al máximo goleador. Pero por encima de distinciones y galardones individuales está el premio del colectivo.
Para Messi, que a sus 35 años está cuajando, en su quinta participación, su mejor y más completa Copa del Mundo, será su última oportunidad, tal y como ha reconocido el propio rosarino. A Mbappe le queda mucho por delante, pero con un segundo título entrará, si no lo está aún, entre los más grandes elegidos de toda la historia.
Pero es una final que ofrece numerosas y muy diversas vertientes junto a las ambas figuras, desde los banquillos, pasando por las porterías y hasta el último jugador. Podrían ser considerados muchos actores secundarios. En cambio han demostrado todos y cada uno tener un peso específico como para no obviar a ninguno.
Tanto Argentina como Francia persiguen su tercer cetro universal. Para los galos sería el segundo consecutivo, éxito que tan solo han logrado hasta la fecha Italia en 1934 y 1938 y Brasil en 1958 y 1962; y para los albicelestes volver a coronarse desde México 1986, el Mundial de Diego Armando Maradona, y después de los sinsabores de las finales perdidas ante Alemania en Italia 1990 y Brasil 2014.
Atrás quedaron 30 selecciones. Otras grandes estrellas se despidieron antes de iniciar el torneo por no clasificarse -Erling Haaland, Mohamed Salah, la selección italiana- o por lesión -Sadio Mane-, y otras, a lo largo del torneo, fueron emprendiendo el camino a casa de forma anticipada.
Francia confirmó su condición para llegar hasta el final para defender su título y Argentina ratificó los pronósticos que le situaban en la terna de grandes favoritos después de ganar la Copa América ante Brasil y la Finnalissima frente a Italia y de una espectacular racha. Ni el tropiezo inicial de Argentina ante Arabia Saudí ni el de Francia, ya con el billete de los octavos asegurado ante Túnez, ni la dura oposición en las eliminatorias de los rivales, ha impedido su presencia en la lucha por el título.