Frío. Tanto por la temperatura como por el ambiente. Melilla amaneció ayer indiferente, como viene siendo habitual en los últimos días, aquejada de un severo constipado en forma de nubes y temperaturas que oscilan entre los 10 y los 13 grados. Deportivamente hablando, poco barullo acerca de la copa o del ViveMenorca, el Club Melilla Baloncesto, con su junta directiva mediante, anda preocupado por llenar el pabellón, un recinto que cuenta con un aforo para unas 4.000 personas y por la que han puesto un precio por entrada de 5 euros y de las que se han vendido 1.000 unidades. Por la plaza España, por la Avenida, por el barrio del Perro de San Lorenzo, donde se erige el pabellón Javier Imbroda Ruiz, poco se habla del ViveMenorca. Melilla es una ciudad autónoma en la que la afición por la canasta se impone apabullantemente a la de meter goles con el pie. Mientras el polideportivo acoge unas 2.500 gargantas de media por partido, los encuentros de la UD Melilla de fútbol apenas arrastran a unas 500 personas al campo.Pero el mutismo sobre el equipo de Paco Olmos parece tener fecha de caducidad. Los medios de comunicación, cansados de tantas convocatorias por parte de la junta directiva melillense para que se llene el Javier Imbroda, esperan que el ambiente se empiece a caldear cuanto antes. Hasta el momento los jugadores locales han llamado a la calma y al talante a la hora de recibir a Diego Ciorciari, Paco Olmos, Caio Torres y Cuthbert Victor, menorquines que cuentan con un pasado melillense inmediato. "Creo que en el recibimiento a los ex jugadores y a Paco Olmos, no habrá unanimidad, supongo que algunas personas les silbaran pero la mayoría les aplaudirá por el buen recuerdo que dejaron", explican desde Melilla.
Otro punto que preocupa en la ciudad norteafricana es que el partido se retransmitirá a nivel nacional por Teledeporte por lo que para ellos supone una promoción de gran valor donde pretenden mostrar a los telespectadores la mejor de sus caras.
El 'show' peña pitufillos
La afición del Melilla no es muy dada a crear peñas que den soporte a su equipo pero, como en el caso del ViveMenorca, los que actúan como tal, cantan y apoyan por todos los que se acercan al Javier Imbroda. Ellos son la Peña Pitufillos, un grupo de valientes que aprovechando el color de la equipación del Melilla, han tomado a los simpáticos personajes creados por el historietista belga Peyo.
Sus particulares armas para despistar al enemigo recuerdan a las triquiñuelas de la Peña Forera Jaleo, cuando tiempo ha, recurrían a fotografías de mujeres ligeras de ropa para despistar al francotirador de turno desde la línea de tiros libres. Por lo que Otegui, Turner y compañía deberán ir con cuidado para no caer en vicios y potenciar las virtudes.
Retomando el hilo, ayer se hablaba poco de baloncesto. En la sede deportiva por antonomasia, 'El cargador del mineral', el 'Time Out' melillense, la parroquia debatía sobre si la afición respondería a la cita tan importante del club en la que, en caso de victoria, significaría asegurarse la segunda plaza de la clasificación con el factor cancha a favor.
Pero por la cancha del Javier Imbroda Ruiz todo marcha igual. La rutina de entrenamiento no ha variado en exceso. El equipo de Gonzalo García de Vitoria se toma este partido como si fuera uno más de la competición, aunque con el aderezo de disputarle la primera gran final al otro favorito de la competición.
"No nos vendría mal subir a la ACB cogidos de la mano del ViveMenorca, los dos saldríamos ganando", apostilla uno de los parroquianos del punto de reunión y tertulia deportiva. En caso de hacerlo, allá por el mes de mayo, uno de los dos protagonistas del choque del domingo lo hará con una copa de más. La del Príncipe.Como rezaba una pancarta el sábado en el Pavelló Menorca, que Don Felipe se quede la herencia de Balada, pero que la Copa que lleva su nombre viaje hacia la Isla el próximo lunes.