"Baloncesto, sí, violencia no" rezaba una pancarta desplegada el viernes en el Rios Tejera al inicio del partido. Fue la culminación de la atmósfera generada en contra del Menorca ante una desorbitada interpretación del juego físico, duro si se quiere, pero lícito en función de los recursos de unos y de otros que habían hecho tanto el técnico tinerfeño como su presidente en la víspera.
Esta tarde hablará el público menorquín sobre la cancha, al que el técnico Paco Olmos pedía ayer, desde el aeropuerto de Tenerife "que ésta vez sea él, la gente, la afición, la que enganche al equipo" y, por extensión ejerza la presión necesaria sobre el rival. El técnico valenciano que dialogó un largo rato con Diego Ciorciari, añadió que "hay que reventarles incluso antes de que empiece el partido" para volver a reclamar que los árbitros respeten también a sus pívots como han hecho con los de La Laguna.
Olmos, como sus jugadores, aprovecharon el temprano vuelo hacia Madrid y la larga espera en la terminal para tratar de conciliar el sueño provistos de las mantas y las almohadas que les proporcionaron las azafatas a la mayoría para descansar. "Estoy muerto", confesaba Marc Fernádez, "no he podido dormir esta noche después del esfuerzo de ayer pero mañana (hoy) será otro día y estaré a punto".
El desgaste físico será una de las claves del encuentro de esta tarde, "pero nosotros contamos con el apoyo de nuestra gente que el viernes vio lo que pasó en La Laguna y ahora ya sabe lo que tiene que hacer".