La ambición de Jesús Triay cuenta con pocos límites. El karateka, profesor y árbitro nacional ha ido un paso más allá en su pasión hacia este deporte y ha coordinado la creación de un programa de tecnificación para un grupo de 23 karatekas, de 10 años a 24, del Club Shotokan, en Ciutadella, que incluye un entrenador específico con pasado vinculado a la selección española, José Puertas, su ayudante Dani Pérez, el preparador físico Eritón Suárez, el psicólogo Nito Coll, el fisioterapeuta Carlos Salord y los dos entrenadores habituales del club, Pere Calafat y el propio Triay. Una idea que parte de la formación de deportistas pero que no se olvida de la alta competición.
"El objetivo de esta idea es formar al deportista en todos los aspectos, no sólo en el deportivo", explica Triay, que desglosa cada uno de los aspectos que se trabajan. "El preparador físico y el fisioterapeuta han preparado unas pruebas para los karatekas y en función de los resultados trabajarán para que haya una evolución a final de temporada", comenta, y añade que "el psicólogo ha empezado una terapia de grupo para luego dedicarse a las inquietudes de cada uno". Este campo se trabaja unas cuatro horas al mes, no es tan constante como los otros dos. En el caso del entrenamiento con Puertas y Pérez, se da una vez cada dos meses, aunque el profesor sigue la evolución a través de Calafat y Triay.
Pero no todo es positivo en esta complicada aventura. "He tenido algunos deportistas que no han podido soportar la presión porque a veces hacemos cursos muy intensivos durante todo el fin de semana y algunos quieren estar con sus amigos, lo entiendo, y seguirán haciendo kárate pero no tantas horas como el grupo de tecnificación", desvela Triay, que ve otra losa en el aspecto económico. Prácticamente todos los técnicos que toman parte en este proyecto lo hacen de forma desinteresada, a excepción del entrenador que viene de Barcelona. Por parte del Consell, el club recibe un apoyo pero no directamente ligado a este proyecto porque cree que la intención del grupo se destina a objetivos competitivos, según explica el entrenador ciutadellenc.
La tercera lacra es la falta de competición en la Isla. A diferencia de otros deportes como el fútbol o el baloncesto, donde los campeonatos son periódicos y suelen darse cada semana, en el kárate menorquín los torneos son menos habituales ya que sólo se disputan el Insular, el Balear y, los deportistas que logren la clasificación, el Nacional. "He propuesto a la Delegación que se haga una Liga para la categoría sénior", apunta Triay, al que también le afecta la falta de competición en su papel como árbitro nacional.
"Para lograr resultados no basta con entrenar, hay que poner en práctica todo lo que entrenas, hace falta rodaje", avisa Triay, que seguro guarda buenas ideas al respecto.