Consolarse con el mal menor es optativo porque a estas alturas el Sporting Mahonés está luchando contra un monstruo más grande, más feo y más peligroso que el descenso de Segunda B. La plantilla blanquiazul, que no cobra desde julio, tiene que lidiar con la cada vez más factible posibilidad de que el equipo desaparezca.
Y llega un momento en que los tres puntos son lo de menos, por mucho que los entrenadores digan, y pese al deseo que sienten de ver sonreír a sus jugadores los cada vez menos fieles seguidores. Los optimistas dirán que el Sporting tuvo el aplomo de salvar un punto con un hombre menos (1-1).
Los inconformistas atacarán el arbitraje tan lamentable que se vivió ayer en Maó, con una facilidad pasmosa para amonestar a cualquier zamarra blanquiazul que pasaba por Bintaufa. Y los pesimistas, además de maldecir la mala suerte que acompaña al equipo, dirán que a cada jornada que pasa el fin está más cerca.
Jeroni, en el punto de mira la semana pasada por su controvertida ausencia en el viaje a Dénia se enfundó la capa de héroe y de villano en un margen mínimo de tiempo. Lo que tardó en dar la asistencia de gol a Corbella en el minuto 26 y ganarse la segunda amarilla en una decisión muy rigurosa ya en la segunda parte.
Con uno menos, el acoso del Teruel rozó lo ilegal y el tanto del empate llegó cuando y por donde más duele, en el 92 y tras golpear el chut de Souto en el poste de Oliver y entrar llorando el balón.
No fue un partido bonito. No hubo un dueño del balón. Tampoco hubo demasiadas ocasiones. Fue un choque en el que los mahoneses lograron dejar a un lado los problemas que les afectan para plantar cara e intentar romper la racha de cuatro derrotas consecutivas.
Toda la ilusión a punto estuvo de irse al suelo cuando en el primer minuto Souto mandó a las nubes una ocasión de oro para abrir el marcador.
A los 12, el propio delantero visitante superó a Oliver con una vaselina que sacó 'in extremis' Biel Medina, que ayer firmó sus mejores minutos como blanquiazul, sobre la misma línea.
La primera llegada seria de los locales se hizo de rogar hasta el 22. Error de comunicación entre el portero visitante Bodo y Negral dejando el balón a Soldevilla, que escorado chutó bien pero el portero reaccionó felinamente para atrapar el esférico.
Sin que ninguno de los dos contendientes impusiera el ritmo, aunque con los hombres de Felix Lucas ligeramente superiores, llegó el ilusionante 1-0. Intercambio de pases entre Adrien y Jeroni, que con un toque sutil dejó a Corbella solo ante Bodo para que firmara el tanto de tiro cruzado, con mucha sangre fría.
Con la ventaja del gol, el Sporting ganó soltura aunque el balón siguió sin pasar por el centro del campo. Jeroni tuvo el 2-0 en un remate de cabeza pero el colegiado, que firmó una pésima actuación, señaló el camino a los vestuarios.
El segundo acto arrancó con el Sporting serio y bien colocado, aunque el exceso de ímpetu lo pagó Jeroni que vio su segunda amarilla en una pugna por un balón aéreo.
Con uno menos, los de Borsot cerraron filas y se encomendaron a las contras de Corbella y luego de Ignasi. En el 72, un agarrón de Medina a Souto dentro del área fue ignorado por el árbitro.
El tramo final fue frenético. Los jugadores del Sporting sufrían en cada acción y pedían la hora a la mínima que podían. El colegiado estimó cinco minutos de prolongación que parecieron muchos más. Era como si el partido no pudiera acabar sin que marcara el Teruel. Y Souto lo aprovechó tras un mal despeje de la zaga local con un chut que en cualquier otro escenario el palo hubiera repelido hacia fuera.
Pero ayer, como viene siendo habitual, la fortuna se había marchado con otro. Y eso que era el minuto 92.