A 115 kilómetros por hora, la vida se ve muy diferente. Menorca demostró ayer que un deporte minoritario puede despertar pasiones incluso a aquellos que, de entrada, lo miraban con recelo. La primera prueba del campeonato de Balears, que también supuso el estreno de la Isla como circuito, no dejó a nadie indiferente. Saltos impresionantes, derrapadas, accidentes, muchas fotografías….
La cita supuso una auténtica alternativa a un sábado primaveral que congregó a lo largo de la jornada a centenares de aficionados que respetaron las normas de seguridad y que evitaron que hubiera ningún contratiempo.
La prueba la ganó el mallorquín Llorenç Andreu, pero para el público eso fue lo de menos. La decepción llegó en la primera de las tres vueltas que tenían que dar al Camí de Tramuntana, en Es Mercadal, ya que el único piloto menorquín, Kiko Perelló, sufría un aparatoso accidente que le hizo abandonar. Tras él, otros nueve pilotos quedarían sin acabar el rally.
El trazado resultó ideal para que los pilotos disfrutaran e hicieran disfrutar a la gente, que se agolpaba detrás de las 'parets seques'. El camino cuenta con dos cambios de rasante bastante pronunciados, que ya los destacaron los participantes durante la presentación y que podrían ser "la envidia de las pruebas del Mundial", reconoce Agustín Arbex, organizador del evento.
Precisamente en dos de los saltos tuvieron lugar los accidentes que se registraron. La pérdida de control mientras los coches volaban, algo con lo que todos los presentes alucinaron, acabó con la retirada de dos vehículos por sendos accidentes, uno de ellos espectacular ya que el automóvil llegó a dar varias vueltas de campana. En ninguno de los dos casos hubo que lamentar daños personales.
"Parece que llevan cañones", comentaba simpático un niño entre el público, mientras se tapaba las orejas con las manos ante el estruendo que provocaban las máquinas y que turbaban la paz que suele reinar en la zona. Otro aspecto que llamó la atención de los espectadores era el olor que quedaba al paso de los vehículos. "Se deben dejar una pasta en gasolina y neumáticos", afirmaba un motero, el casco le delataba, que minutos más tarde debatía con otro motero sobre si el motor tenía tantos o cuantos caballos.
La mañana albergó dos competiciones. Por un lado estaban los clásicos, que corrían una prueba en la que premiaba la regularidad y, para qué negarlo, pasaban más lento, mientras que luego los coches en la competición normal se encargaban de subir la adrenalina y animar a todos los presentes.
Los cuarteles de Es Mercadal ejercieron durante todo el día de epicentro de todas las actividades que se daban. De entrada, un grupo de niños que participan en el Desafío Menorca realizaron una de las pruebas ahí, mientras admiraban los coches. La organización preparó una paella para los asistentes que impregnó la zona de un delicioso olor y por la tarde las calles del pueblo acogieron una exposición de vehículos clásicos.
La última parada del rally fue Ciutadella, donde los participantes desfilaron por las calles céntricas, antes de ir a Es Pla para que empezara la ceremonia de entrega de trofeos. Los participantes, al acabar, se mostraron eufóricos y satisfechos con esta competición y desearon que Menorca vuelva a acoger pronto una prueba del campeonato Balear de rally.
Trabajo para los seguros
Los accidentes y algunos toques que se produjeron durante la prueba dañaron algunas 'parets seques', una de las preocupaciones que tenían los payeses de la zona, pero la organización contrató unos seguros que se harán cargo de la reconstrucción de los tramos afectados sin ningún problema. Otro incidente que trastocó la competición fue un incendio en la zona de Cavalleria que obligó a detener la carrera para que pudieran pasar los efectivos de los bomberos y efectuar las tareas de extinción. El retraso fue mínimo.
Perelló: "Perdí el control mientras el coche estaba volando"
La noticia del abandono de Kike Perelló corrió velozmente entre los aficionados. El menorquín explicó su accidente así: "El cambio de rasante no se ve tan exagerado con el coche de reconocimiento pero hemos llegado muy fuertes y mientras volábamos no teníamos control en el volante y al caer hemos tocado con la pared y hemos ido chocando de lado a lado y se nos ha terminado la carrera".
Perelló, que salió ileso y por su propio pie del percance que le obligó a abandonar antes de hora, reconoció que "fastidia no poder terminar el primer rally que se corre en Menorca y más siendo el único menorquín que compite y ante mi público, pero las carreras son así, son muy desagradecidas y por eso cuando se gana algo hay que celebrarlo por todo lo alto".
Con todo, el experimentado piloto se mostró satisfecho en cuanto a los aspectos organizativos y es optimista de cara a que se repita la cita. "El rally ha sido muy bueno, al ser la primera vez todo ha ido muy bien, el público se ha volcado y ha respetado los aspectos de seguridad, ha habido muchos guardias civiles y todo ha ido perfecto, un evento que se puede repetir".
Uno de los rasgos que más destacan del carácter de Perelló es su competitividad."En 10-15 días el coche tiene que estar arreglado, no tiene mucha cosa aunque aparenta, las barras de protección han aguantado bien y ahora solo toca paciencia y dinero", explicó.