"Joan Cubas, campeón de Menorca", "Joan Cubas, campeón de Balears", Joan Cubas, campeón de España de ajedrez en la UNED..." son titulares que han aparecido ininterrumpidamente en estas páginas a lo largo de los últimos 31 años. Tanto es así que este mahonés, de apariencia introvertida, pose seria aunque discretamente irónico, acumula el mejor palmarés en el universo ajedrecista balear.
Son más de tres decadas en las que su privilegiada mente le ha permitido imponerse a los otros ases del tablero autonómico. Modesto él, justifica tantos triunfos por su perseverancia en la disputa de los campeonatos.
Polifacético, capaz de subir al pico del Aneto con un tablero y las fichas bajo el brazo para disputar dos partidas, pasarse un mes en el Nepal, en Perú o acudir a Las Vegas o Praga a disputar torneos, aficionarse al triathlon, ajustarse un cinturón negro de kárate -también fue campeón de Menorca de este arte marcial- ser concejal del PSOE en Sant Lluís, Joan Cubas (Maó, 44) acaba de renovar su condición de mejor ajedrecista balear excluyendo a Paco Vallejo, residente en Palma, que no juega esta competición. Es el ganador voraz que a finales de los 80 tuvo al mismísimo Kasparov contra las cuerdas en el hotel Port Mahón.
¿Recuerda cuál fue su primera partida de ajedrez?
Perfectamente. La primera oficial fue el 12 de marzo de 1981 ante Miquel Mercadal Audi, que me ganó con una defensa siciliana, en el Centro Cultural de Alaior. Es la única vez que me ha ganado.
¿La afición de dónde le viene?
Mi padre me había enseñado a mover las piezas pero luego me enteré que Santi Florit daba clases a los niños los domingos en el Ateneo y me apunté. Tenía 13 años.
¿Qué le sedujo de este 'deporte' cuando todos sus amigos debían dedicarse al fútbol o al basket?
No era nada deportista en aquella época, me gustaba leer y los juegos de mesa. Me gustaba ganar y en el ajedrez vencía a casi todos mis compañeros. Eso me enganchó. Corriendo me ganaban y en fútbol era muy malo. El primer año quedé el 20 en el juvenil, el segundo, fui tercero y en el tercero ya fui campeón balear juvenil. Curiosamente el de Menorca no lo gané nunca. Bep Marqués, una de mis bestias negras, me superó cuatro años. Santi Pons es otra de esas bestias negras a la que sólo he ganado una vez en el año 92.
¿Hay que tener una personalidad definida para ser un buen jugador de ajedrez?, ¿ser más bien serio, introvertido?
No, el juego no define tu personalidad sino que es ésta la que marca tu manera de jugar. Las personas más impetuosas lo son también jugando. Influye la edad, también.
¿O sea que no es cierto que los ajedrecistas sean menos juerguistas que otros deportistas, por ejemplo?
Puedo asegurar que en los campeonatos sub-18 pueden ser incluso peores que los de fútbol. En mi época apenas había niñas jugando, en cambio ahora, al haber mitad y mitad, hay más fiesta.
Su familia está volcada en las artes escénicas, pero usted, de teatro, ¿nada?
Correcto. Tanto por parte de madre como de padre, el único que no se ha dedicado al teatro he sido yo. Sólo he subido un par de veces a un escenario, pero la última casi me da algo. No es lo mío. En la vida ya hay suficiente teatro.
Ahora sube montañas y practica el triathlon...
Sí, me empecé a aficionar al trekking y a otros deportes ya tarde, pero me gusta y además soy muy viajero.
Ganó su primer título en 1983,y el último hace una semana...
Así es, pero también he estado a punto de dejar el ajedrez muchas veces, la primera a los 17 años, otra a los 24 cuando me apunté a la UNED para estudiar una carrera y al final lo que hice fue jugar al ajedrez, gané el campeonato de España de esta universidad cuatro años, pero me quedé sin la carrera. También estuve a punto de dejarlo cuando entré en política.
Después de tantos trofeos, ¿dónde encuentra la motivación para seguir jugando?
Cada vez es más duro. Primero buscaba récords cuando ganaba de tanto en tanto. Juan Manuel Bellón, por ejemplo, ganó cinco campeonatos de baleares, pero ahora ya le he superado porque el último que he ganado ha sido el sexto. En Menorca tengo 12 títulos individuales.
¿Es usted tan buen jugador, o el nivel menorquín y balear es bajo para que nadie le plante cara?
Influye que he jugado muchos campeonatos, tanto si me iba bien como mal porque en Menorca, en invierno, tampoco hay muchas cosas que hacer, y otros ajedrecistas no han jugado todos los años. Por mi forma de ser soy competitivo, y según quien juegue el campeonato, que me pueda ganar o que yo crea que no tiene nivel para quedar campeón, entonces lo disputo. Es decir, que el que gane, si no soy yo, que pueda decir que ha ganado una competición con nivel.
Ha ganado este año el campeonato de Menorca por equipos con el Cercle Artístic, pero también ha jugado en equipos de Barcelona y Mallorca ¿por qué tantos cambios?
Esa es una de las motivaciones para seguir jugando. Si no encuentro un ambiente adecuado para jugar, como el que había en Es Castell en los 80 con Suárez y los Carretero, por ejemplo, no juego. Ahora, los mismos que estábamos jugando en el equipo de Barcelona -la mitad éramos menorquines- fichamos por el Cercle Artístic al volver David Pons a este equipo que estaba bastante acabado. Ha habido equipos en Mallorca que han ofrecido pagarme para jugar con ellos, pero yo busco un buen ambiente para jugar.
¿Ha llegado a ganar dinero con el ajedrez?
No. Estuve apunto de ganar el Open de Nueva York, en 1998, pero perdí la última partida cuando la tenía bien ganada y me embolsé 175 dólares que habrían sido 6.000 si lo llego a ganar.
¿Los equipos de Catalunya y Palma no le compensaban económicamente por jugar con ellos?
No. Me pagaban el viaje y eso para mí ya era un buen ingreso porque desde Barcelona salía hacia cualquier otro lugar del mundo y al menos, me ahorraba ese trayecto de ida y vuelta a Menorca. Además aquel equipo de 10 jugadores tenía a la mitad de Menorca, Santi Pons, David Pons, José Martínez y yo. Llegamos a quedar cuartos de Catalunya y nos clasificamos.
¿El fenómeno 'Paco Vallejo' influyó en su ansia de superación?
No, no me ha influido. Le conocí cuando tenía 4 años. Cuando yo dejé el equipo de Es Castell él subió al mismo equipo. Iba mucho a jugar partidas rápidas a su casa, y fui una vez a saludarle al Centro Marcote, en Pontevedra.
¿Cree que Vallejo ha potenciado el ajedrez menorquín?
Hay satisfacción porque un menorquín sea el mejor de España y uno de los mejores del mundo, pero no ha influido en más porque aunque haya hecho alguna actividad en la Isla, él se fue de Menorca a los 9 años y luego, prácticamente ha fijado su residencia en Mallorca y aquí solo viene de vacaciones. Mucha gente conoce a Vallejo de nombre pero no físicamente porque el ajedrez no es mayoritario.
¿Le queda la sensación de que podía haber llegado más arriba en el ajedrez o de que aún puede hacerlo?
El año pasado fue mi mejor año. Conseguí el título de Maestro Fide y quedé tercero en el torneo de Praga. Dicen que a partir de los 40 empiezas a bajar el nivel, a mí me sucede lo contrario pero se supone que ya no subiré mucho más. Quizás sí podía haber progresado más antes pero vivo en Menorca y también me ha gustado hacer otras cosas. Ahora el cuerpo me pide coger mochila e irme a otro sitio y eso repercute porque juegas y entrenas menos. Además mi trabajo también me impide jugar en verano.
¿Y qué le ha faltado para llegar a ser un top-veinte nacional?
Estudiar más, porque yo he estudiado poco y salir más de la Isla. Vallejo es el mejor que ha dado Menorca pero Santi Pons, por ejemplo, hubiese llegado a ser un MI fuerte o un GM discreto si se hubiese dedicado más al ajedrez. José Martínez también podría haber llegado más arriba, Mónika Grau, también, ambos han sido campeones de España y muchos que iban detrás de ellos ahora son Maestros Fide.