El Artiem Half Menorca Triatlón 2019, una de las pruebas más emblemáticas del calendario insular, y no solo en un plano exclusivamente deportivo, alcanza con la edición que deviene dentro de apenas once días (22-S) su primer decenio de existencia, circunstancia que no hace sino reflejar el grado de solidez de la misma, considerada por la clase dirigente, y en ello incidió de nuevo ayer durante el acto de presentación de la prueba, la presidenta insular, Susana Mora, como uno de los ‘productos' estrella dentro de los intentos por «desestacionalizar» la temporada turística por medio del binomio turismo-deporte, o cuanto menos, de prolongarla más allá de las Festes de la Mare de Deu de Gràcia –no en vano, su fecha de disputa, plenamente coincidente con el el equinoccio otoñal, resulta de lo más orientativa en ese sentido.
A orillas del mar, en pleno centro y puerto de Fornells, en idéntico enclave donde fija el triatlón inicio y epílogo de la competición y bajo un sol de lo más radiante, tuvo lugar el acto que asimismo simboliza el preludio de la cita. El exatleta e impulsor de esta, Mito Bosch –gerente de Elitechip, empresa promotora–, acompañado por las autoridades locales –además de Susana Mora, los concejales por Es Mercadal, Lali Olives y Javier Periañez, asistieron a la cita– y junto con el triatleta belga y empleado de Artiem, Mathieu Nieuwland, participante en el evento, destacó en el turno de intervenciones que «el Half Menorca, al cumplir diez años», ha dejado de ser un proyecto o una pretensión para convertirse en una plena «realidad» –Bosch, obviamente incluye en la cronología la época de Extreme Man, denominación precursora de un triatlón que ha puesto a Fornells en el mapa mundial.
Al respecto, el excorredor de Ciutadella recordó que de los 700 participantes que competirán en el norte insular, «solo 70 son locales»; el resto, esto es prácticamente el 90% de la inscripción, provendrá de diferentes puntos del país y del extranjero. «Esto ha dejado de ser una prueba en la que solo venían mallorquines», apostilló Bosch, enfatizando así el muy conseguido alcance internacional.
En lo que concierne al circuito, dado el éxito y aceptación advertido en sus ediciones precedentes entre los propios triatletas, no alterará su naturaleza, preservando momentos y estampas tan singulares como la siempre espectacular salida marítima y colectiva al alba en la bahía para inaugurar el triatlón con la prueba de natación, o la durísima –pero a la vez satisfatoria una vez lograda– ascensión a la bicentenaria Torre de Fornells (1.9 kilómetros de natación, 90 km en carrera a pie y 21 km en bicicleta, los tramos a cubrir para completar la prueba; 1 km, 34 y 9 para la Short Distance)
Al límite
Otro paradigmático detalle sobre la madurez a que ha llegado el Artiem Half Menorca Triatlón en un decenio de vida es el límite con el que ha dado en cuanto a volumen de competidores, frenado en 700. «Por una cuestión de logística, contaremos con unas 700 bicicletas en boxes y en función del circuito que tenemos, no queremos que los triatletas sufran agobios por que puede suceder que lo que quieres que sea una experiencia positiva termine por convertirse en negativa. Quizá podríamos crecer un poco más, pero aquí no es como el Camí de Cavalls, que puedes integrar un grupo de mil participantes, y para nosotros prevalece el que la prueba sea positiva y satisfactoria antes que poder decir que hemos sido mil inscritos», explicó y concluyó Bosch en la presentación del Artiem Half Menorca, el desafío por excelencia en el norte insular.