Gemma Triay Pons ha restituido su idilio con la victoria. La jugadora menorquina y su pareja de baile dentro del circuito mundial, la catalana Lucia Sainz, se embolsaron el pasado fin de semana en Cagliari su primer torneo del año, el Cerdeña Open, un éxito conseguido por la calidad de su juego, como también en virtud de una exuberante demostración de fortaleza mental, burlando y superando cualquier contingencia que el desarrollo de la cita deparó.
Además de permitirle inaugurar la hoja de méritos de la presente –y extraña– temporada, cuyo botín hasta ahora limitaba a un subcampeonato y un par de presencias en semifinales, el triunfo conquistado en la bella isla sarda sitúa a la palista de Alaior en el mejor preámbulo de la siguiente etapa del World Padel Tour y una de las más sugerentes, por razones evidentes, de su calendario particular, el Estrella Damm Menorca Open, a celebrar entre los inmediatos 20 y 27 de septiembre en Maó. La satisfacción y sensaciones, en estas horas posteriores a su regreso de Italia, no pueden ser más evocadoras y estimulantes para la deportista menorquina de mayor impacto internacional.
«Estamos muy contentas, el de Cerdeña era el primer torneo ‘outdoor' del año, nos adaptamos muy bien, y a pesar de tener un cuadro complicado al salir desde el puesto cinco hicimos grandes partidos», revisa Triay.