Gemma Negre (Maó, 2001), quinta júnior y la 56 absoluta de España en tenis, está viviendo una metamorfosis deportiva prometedora, tras pasarse del tenis al pádel. Notable tenista desde los tres años hasta los 18, la mahonesa tuvo el privilegio, a los catorce años, de recalar en el Centre d'Alt Rendiment de Sant Cugat, donde ganó torneos catalanes y españoles, hasta la tercera plaza del ranking español absoluto; jugando además varios torneos ITF, accedió a sus cuadros finales. Sin embargo, con la llegada de la pandemia de la covid-19, pasó de ser una firme promesa del tenis, a serlo ahora del pádel.
Negre se vio obligada a regresar a la Isla por la covid-19 en 2020 y fue aquí cuando se interesó por el pádel, hasta llegar a competir, empezando en el club Padelin y ya este año fichando por el Idzero Padeltys, de Palma de Mallorca. En este tiempo, la insular ha sido ya incluso seleccionada con Balears. Orgullosa y feliz de poder combinar trabajo y competición, recuerda que «todo empezó cuando en Pdpadel me ofrecieron ser entrenadora. Empecé a disputar los torneos individuales en la Isla y con Padelin por equipos, enganchándome», señala Negre. «Luego di el paso a Mallorca, con buenos resultados federados, hasta que me llegó la propuesta de mi nuevo equipo de Palma, con palistas WPT incluso», narra, siendo su punto de inflexión deportivo, hasta lograr el sueño de disputar el Estrella Damm Menorca Open 2021, con una ‘wild card'. «Pese a perder, aquí vi que podía apuntar más alto en el pádel, otro proyecto».
Además, Negre, tras apenas unos meses, tuvo el privilegio de acudir con Balears al Campeonato de España de selecciones, en A Coruña, donde coincidió con Gemma Triay. «Estuve a prueba unos días, hasta recibir la llamada de que entraba en la selección. Caímos en ‘semis' ante la Madrid de Ale Salazar, y fuimos terceras; una experiencia increíble para mí. En tan poco tiempo, compartir pista con estas ‘top' que veía antes por la TV. No me lo creía pero fue una inyección anímica para mí». De cara al futuro más inmediato Negre, ambiciosa y más segura que nunca de sí misma, lo tiene muy claro: «Mi objetivo es jugar FIP's para empezar a puntuar y poder jugar pre-previas del World Padel Tour y combinarlo para jugar torneos federados del circuito Balear, Catalán, Madrileño y Valenciano», asevera la joven palista. O sea, «acceder al pádel de verdad, profesional; intentar llegar a estar entre las mejores de las pre-previas y previas WPT, buscando una pareja estable», exclama.
Y como soñar es gratuito, Negre, con los pies en el suelo, también lo hace, en su nueva vida deportiva. «Nunca mi principal objetivo ha sido estar entre las mejores, ni sé si me queda lejos o no, la verdad. Entreno para disfrutar y dar mi máximo, estando ahora en un momento de grandes oportunidades pero disfrutando. En la pista me siento una niña pequeña, algo que con el tenis no sentía. Es todo nuevo para mí y lo disfruto. Mi sueño, por tanto, estar al máximo nivel mío, que espero esté lejos aún, y sin metas. Hacía mucho que no disfrutaba tanto», asevera. Una Negre que aún está asociándose con un deporte «muy diferente al tenis, que es más elegante y difícil pero el pádel más divertido, sociable y vive su ‘boom', con más ayudas y patrocinios. Es más ‘fácil' estar con las top que en el tenis quizás», manifiesta Negre, quien junto a su pareja, Sandra Hernández –clásica del cuadro World Padel Tour– se las vieron ante unas clásicas WPT, Sofi Saiz-Patri Martínez, «y les plantamos cara, algo que no pensaba. Punto de inflexión, viendo que podía llegar, con un largo camino por delante», prevé, pendiente de encontrar patrocinadores para esta aventura, «tan cara económicamente».
Y sí, su gran modelo y referente es Gemma Triay, «ya no solo porque mi trayectoria se parece mucho a la suya, del tenis al pádel. Dejó el tenis y mira hasta dónde ha llegado y siga ahí muchos años más. Me siento muy reflejada en ella y lo que pude compartir con ella, me identifico del todo», cerraba, medio en una nube todavía, Negre.