La XVIII Copa del Rey Repsol de Barcos de Época largó amarras este viernes con unas condiciones magníficas para la navegación a vela. El viento de componente norte, que empezó a soplar desde primera hora de la mañana, permitió dar la salida y la llegada de la regata en el interior del puerto de Maó y ofrecer un espectáculo visual único en el Mediterráneo.
La unión de los veleros de madera, la mitad de ellos aparejados todavía con las antiguas velas trapezoidales, y el entorno natural de la rada mahonesa propician cada año la reunión de la mejor flota de barcos de época y clásicos del Mediterráneo. En esta edición se ha alcanzado la cifra de 49 barcos de 10 países, una de las más altas de la historia. La organización corre a cargo del Club Marítimo de Mahón.
El Comité de Regatas empezó a rondar la idea de dar la salida en puerto ayer por la tarde, pero no quiso comprometerse hasta cerciorarse de que se registraban las condiciones idóneas. A las 11.00 horas se izó la bandera Delta en el palo de señales que confirmaba el inició de la regata a escasa distancia de tierra y a la vista de cualquier persona que se encontrara en ese momento en el paseo marítimo. La flota, dividida en cinco categorías en función del año de botadura y las características de cada embarcación, zarpó por turnos, desde las 12.30 hasta las 13.40.
Los veleros de las clases Big Boat, Clásicos y Espíritu de Tradición realizaron un recorrido de 20,5 millas hasta una baliza situada frente a Cap den Font, en el sureste de Menorca, dejando por babor la Isla del Aire a su regreso a Maó. Los barcos de época doblaron este mismo islote por babor y completaron una travesía de 13 millas. En todos los casos la línea de llegada se situó en el interior del puerto. La intensidad y constancia del viento, que sopló entre 15 y 20 nudos, dio pie a una de las regatas más rápidas de los últimos años. El Spartan (1913), el primero en concluir el recorrido de la clase Época, invirtió apenas una hora y 53 minutos.
El esperado regreso de los Big Boats
El francés Viveka (1929), de 22,5 metros de eslora, protagonizó el esperado regreso de los Big Boats a la Copa del Rey Repsol de Barcos de Época. La goleta bermudiana, diseñada por Frank Paine y armada en la actualidad por Keith Mills, se adjudicó la primera manga frente a rivales de mayor tamaño, entre ellos el Sumurun (1914, William Fife III), que ocupó la segunda posición, seguido de la imponente goleta Mariette (1915, Nathael Greene Herreshoff), de casi 40 metros. La salida y arribada de estos colosos de la vela fueron dos de los momentos más impresionantes de la regata. El Mariette puede llegar a desplegar más de 1.000 metros cuadrados de superficie vélica en sus dos mástiles. La escandalosa de su palo mayor (popel) es una de las más grandes del mundo.
Época cangreja
Las unidades anteriores a 1950 compiten en dos categorías: Época Cangreja (vela trapezoidal) y Época Bermudiana (vela triangular). En el primero de estos grupos no hubo sorpresas. El Scud (1903), del armador Patrizzio Bertelli y patroneado por el pentamedallista olímpico brasileño Torben Grael, se adjudicó la primera manga con una ventaja de casi cinco minutos en tiempo compensado sobre el Spartan.
Bertelli ya dejó claro en su anterior participación en la Copa del Rey de Barcos de Época (2017), entonces a bordo del Linet, que su objetivo siempre es ganar, «ya sea en clásicos o en la Copa América». Grael había anunciado por la mañana que el Scud, diseñado por Nathael Greene Herreshof, es un barco «muy veloz y muy competitivo» cuando el viento arrecia. Y hoy fue un día de buen viento.
El americano Spartan, pese a su victoria simbólica en tiempo real, tuvo que conformarse con la segunda plaza. Sus 22,15 metros de eslora le obligan a dar mucho tiempo a sus rivales. La tercera posición provisional fue para el Chinook, de Paolo Zannoni, que mantuvo una animada lucha con el Scud durante toda la regata.
Época bermudiana
La leyenda del diseñador argentino German Frers se cimentó sobre los resultados obtenidos hace más de 70 años por el Fjord III (1947), del armador y patrón W. Scott Perry. Aquella embarcación legendaria volvió a demostrar hoy sus cualidades, imponiéndose en la primera prueba de la XVIII Copa del Rey Repsol y postulándose a la revalidación del título que obtuvo en la edición del pasado año. El Argyll (1948, Sparkman & Stephens), propiedad del conocido actor británico Griff Rhys Jones, cedió casi tres minutos en compensado y ocupa la segunda posición, seguido del Comet (1946, Olin Stephens), armado por William Woodward-Fisher y patroneado por Marc Marciano.
Clásicos
Sin sorpresas en la categoría de Clásicos (barcos botados entre 1950 y 1976), donde el Argos (1964), de la armadora Bárbara Trilling, defendió su rating en unas condiciones que favorecían a sus rivales de mayor envergadura. El barco diseñado por Holman & Pye y construido en los astilleros españoles Carabela obtuvo una renta de más de siete minutos en corregido sobre el mallorquín Rossina di Mare (1961, Sparkman & Stephens), de José Singla, segundo en la general provisional. La ventaja del Argos, que defiende el título obtenido el pasado año, se amplió en algo más de un minuto respecto del Giraldilla (1962, Sparkman & Stephens), de la armadora Valle de Riva.
Espíritu de tradición
Legolas, un modelo del astillero Spirit botado en 1996, del armador Jens Ricile, dio la campanada en su particular lucha con el Calima (1970, Sparkman & Stephens), de Javier Pujol, el barco con más victorias en la historia de la Copa del Rey Repsol. Apenas 50 segundos en tiempo compensado separaron al primer del segundo clasificado. El argentino Matrero (1970, Germán Frers), con menos de dos minutos de desventaja sobre el líder, demostró que puede estar en la vanguardia de una clase donde las diferencias son mínimas.
Este sábado se reanuda la competición con la segunda de las tres pruebas programadas. La previsión anuncia viento de componente norte de entre 10 y 17 nudos.