Cuando se abre la puerta de mi casa, esta fotografía es lo primero que se ve. Ampliada a 60x90 cm. Nadie la quiso comprar en mi última exposición.
Soy un fotógrafo, alguien a medio camino entre el arte y la verdad; y en ningún caso un decorador. Sin embargo este caso suscita algunas preguntas: ¿ Si la vida en sí misma no es siempre un sueño maravilloso, por qué el 96,5 % de la imagen que nos rodea se empeña en demostrarlo? ¿ Por qué belleza es tantas veces sinónimo de calidad? ¿Hubiera comprado esta fotografía algún amante del toreo?