Sandy volvió a conquistar este domingo por la noche a Danny. Pero no solo a él. También a las 650 personas que llenaron el Teatre Principal de Maó en la primera de las dos funciones programadas de «Grease. El Musical», que la productora BaleArtMusic ha traído a Menorca, a petición de la Fundació Teatre Principal.
Decían anteayer los productores, la menorquina Déborah Monserrat y el mallorquín Andreu Burguera, que montajes como este solo son viables si el público responde y se completa el aforo. Y la cosa parece que va bien, visto el tirón que tuvo su propuesta en su primera entrega en Maó, donde se vendieron incluso localidades 'ciegas'.
El título promete, por ser uno de los musicales de más éxito tanto en el teatro como en su paso por las pantallas, en 1978, de la mano de John Travolta y Olivia Newton-John. Promete, y cumple.
Y cumple porque el público lo disfruta, viajando atrás en el tiempo hasta los Estados Unidos de los años 50, con esta pandilla de gallitos con sus chupas de cuero, que lo son menos cuando ellas demuestran llevar la voz cantante.
La propuesta de BaleArtMusic es valiente, con decorados que permiten trasladarse a los distintos ambientes en los que ocurren las escenas, la clase del instituto Rydell, el campo de fútbol (americano) con sus gradas, el taller clandestino y con sorpresa incluida en el que la pandilla de los T-Birds intenta construir sus coches, la habitación de las Pink Ladies con su fiesta de pijamas o, entre otros, el pabellón del instituto en el que se celebra el concurso de baile que ganarán Danny y Cha-Cha Di Gregorio, muy a pesar de Sandy.
En el apartado artístico, los papeles protagonistas, Danny y Sandy, van a cargo de Ricky Merino y Victòria Maldi, y junto a ellos, un elenco formado por nueve parejas de actores que combinan baile, canción e interpretación, dejando muestras de calidad en todos los campos.
La música, de la mano de una acertada banda en directo, tampoco defrauda, con temas de sobras conocidos, todos ellos en castellano, como «Summer nights», «Grease lightning» o «You are the one that I want», en la que una transformada Sandy, con su ajustado pantalón de cuero negro, acaba conquistando a su Danny después de dos horas de espectáculo.
Guiños hacia Menorca
Durante la obra son varios los gestos que se dispensan al público menorquín. Para localizar el primero hay que fijarse. En la pizarra del aula del instituto aparecen ilustraciones varias, bajo el encabezado «Curso 1959-1960», y entre estas, en el margen izquierdo, una de la Naveta des Tudons y una taula acompañada del nombre «Menorca».
Pero estas no son las únicas. El novio 'marine' de una de las chicas se llama Freddy Marquès, y en la fiesta de pijamas las Pink Ladies ofrecen a Sandy «un poco de Xoriguer», así como unos «carquinyols» para picar. Unos detalles que no pasaron desapercibidos por los presentes, que respondieron con risas y aplausos.