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Viernes de fusión

El trío formado por Colina, Carmona y Bandolero consigue llenar el Teatre del Casino Nou en la inauguración del Menorca Jazz, festival que este año celebra sus primeras dieciocho primaveras

El trío ofreció grandes momentos al público que llenó el Casino 17 de Gener | Josep Bagur Gomila

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De las alegrías del principio como homenaje a Enrique Morente y Pepe Habichuela al final apoteósico en memoria del maestro Paco de Lucía pasó poco más de hora y media. Y entre tanto, sonido flamenco pasado por el filtro del jazz y algún que otro género más, de ecos latinos, para celebrar la mayoría de edad del Menorca Jazz con un trío que cocinó uno de los mejores conciertos del festival en los últimos tiempos. De poner el fuego se encargó Bandolero, marcando el ritmo a la percusión, cajón, batería y palmas, y de los aderezos Javier Colina al contrabajo y Josemi Carmona a la guitarra. Los tres llegaron a Menorca para estrenar la gira del recién editado disco titulado «De cerca», todo un homenaje a la música de raíz, con sabor. «Espero que esté siendo un concierto nutritivo y alimenticio», dijo al público Javier Colina, que volvía al escenario del Teatre del Casino Nou de Ciutadela, donde ya actuó en 2012, también dentro del marco del Festival Internacional de Jazz de Menorca.

Y el público pudo disfrutar de un menú variado, siempre al hilo del trabajo discográfico con el que también estarán dentro de unos meses en el Festival de Jazz de San Sebastián. Así, a las alegrías iniciales, le siguió «Verdad amarga», bolero de la compositora mejicana Consuelo Vázquez, una de las mejores formas de demostrar las grandes posibilidades que ofrece la fusión de flamenco y jazz. Dice Carmona que son géneros a los que une el canto tanto a la alegría como a las penas de dos pueblos; en este caso, la noche, de mestizaje, sonó más a alegría que a otra cosa. Le siguió un standard del jazz como «You and the night and the music», uno de los muchos momentos álgidos que vivió la noche.

Y hablando de temas reconocibles, sonó también la archiconocida «Historia de un amor», otro bolero llevado a su terreno por el trío, esa mezcla en la que contrabajo y guitarra tienen protagonismo a partes iguales obteniendo como resultado algo nuevo, cercano, un diálogo entre amigos que comparten un mismo código para entender la música. Se salieron del guión de «De cerca» para rescatar un tema de Carmona de su disco «Las pequeñas cosas» (2011), «Tangroove», otro canto instrumental a la fusión y a la música de raíz, como dice el guitarrista, «con sustancia».

La recta final del concierto la afrontaron con «El Incomprendido», en este caso un clásico de la salsa que en su día recuperó para llevárselo al terreno de la rumba El Pescaílla, y con el que Colina quiso marcarse también en los primeros compases un homenaje a Bebo Valdés pellizcando algunas notas de «Lágrimas negras», el álbum de fusión por excelencia en cuya grabación participó. Anunciada como la última pieza de la noche, todo el mundo sabía que no iba a ser así. Tras una enérgica interpretación aclamada por el público, que llenó el teatro, tuvieron que regresar para, de una forma más reposada, atreverse con el «Moon river» de Henry Mancini. Y acabó la melodía y se encendió la luz, y por tercera vez el trío tuvo que volver a salir para dar las gracias a un público más entregado de lo habitual y rendir tributo a uno de sus maestros, Paco de Lucía. Viernes de pasión, y de fusión.

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