El primer volumen sobre los tratados científicos que escribió el pintor ilustrado menorquín Pasqual Calbó (1752-1817) verá la luz este mismo año. Así lo anunció ayer el conseller de Cultura y Educación, Miquel Àngel Maria, durante la apertura del año que se va a dedicar a la figura de este artista en el 200 aniversario de su muerte. El trabajo de transcripción está siendo desarrollado por el equipo científico del que forma parte el profesor de la Universitat Politècnica de Catalunya, Antoni Roca Rosell, y el Institut Menorquí d'Estudis. Y es que, Pasqual Calbó i Caldés no fue solamente un artista pictórico sino un profesor de matemáticas. Dejó una veintena de tratados científicos y unas mil páginas redactadas en catalán que contienen lecciones de matemáticas, física o arquitectura, entre muchas otras, dirigidas a los jóvenes menorquines.
Antoni Roca Rosell fue el encargado ayer de pronunciar la conferencia de Sant Antoni para narrar la vida y obra de este personaje menorquín del que quedan aún muchas lagunas. Esta parte científica es una de las menos conocidas del artista puesto que desvela que fue un «hombre interesado en la divulgación de conocimientos científicos y técnicos», en palabras del conseller Miquel Àngel Maria.
Roca Rosell informó al público presente que arte y ciencia se ven como «dos actividades muy alejadas» pero «hay personas que consideran que son caminos complementarios». Y recordó a Leonardo Da Vinci, que siempre se menciona como si fuera la excepción de ser artista y científico cuando en su época eran muchos quienes combinaban ambas facetas.
La obra de Pasqual Calbó es un curso matemático a imagen y semejanza de los que se publicaron entre los siglos XVII y XIX y que servían para el apoyo de la enseñanza. Y es que incluye, tal como apunta el profesor de la UPC y miembro del Institut d'Estudis Catalans, desde información de las denominadas matemáticas puras hasta de las llamadas mixtas.
Pero la joya de estos tratados se encuentran en su idioma. Está escrito en catalán vulgar para que sus discípulos lo entendieran. Pudo haber quedado en una anécdota, pero es que, según avanza Antoni Roca, además de ello, el tratado es relevante ya de por sí. Este manuscrito permite afirmar que el catalán estaba vivo en la Isla en un momento de imposición del castellano. Curiosamente, fue profesor del médico Mateu Orfila, quien 40 años después no recordaba su nombre. Solo que alguien le enseñó los fundamentos de las matemáticas.
Ya lo decía Antoni Roca en el discurso que ofreció en el Institut d'Estudis Catalans al afirmar que la obra de Calbó se incluye de lleno en el movimiento ilustrado menorquín. Añade un componente específico, de ahí que será necesario revisar las concepciones actuales del movimiento para integrar la aportación de Pasqual Calbó.