El pintor menorquín Pol Marban se encuentra inmerso en una de las aventuras artísticas más grandes de su carrera: dar una nueva vida de color al Observatorio Astronómico de Ciutadella. Empresa gigantesca por lo que se refiere al tamaño y un reto por lo que supone integrar el elemento arquitectónico dentro del paisaje que lo envuelve.
Así, la construcción, que fue inaugurada hace ahora diez años, renace con un nuevo esplendor. La cúpula que en origen era color granate y que con el tiempo se convirtió en blanca, ahora luce el azul turquesa. Por otra parte, las paredes de la base, antes víctima del vandalismo y los grafitis, ahora lucen una hipnótica combinación de colores y formas geométricas.
Marban no esconde que al principio, cuando se lo propusieron, tuvo sus reticencias por el halo que desde sus inicios ha envuelto al edificio, pero después de que le explicaran el proyecto que tenían planificado decidió aceptar. Ahora se muestra contento de haberlo hecho y «agradecido» de que quienes le han hecho el encargo «me hayan escuchado y hayan confiado en mí» ya que «es una idea difícil de interpretar»._Cabe recordar que las obras de mejora en las instalaciones se están llevando a cabo a través de un convenio de colaboración entre la Agencia Reserva de Biosfera, área del Consell que gestiona las certificaciones Starlight, y el Ayuntamiento de Ciutadella.
En lo artístico, el resultado es una especie de mezcla entre la Bauhaus y el Neoplasticismo. Movimientos que no ha tomado sin embargo como inspiración, ya que tal y como explica Marban al diseño que luce ha llegado «de una forma natural». El principal objetivo, continúa, era «quitar peso visual al hormigón» y por otra parte hacer «un diseño fácilmente restaurable»._En ese sentido, explica que se han escogido colores de la galería Pantone para que con una pequeña guía las labores de mantenimiento puedan ser ejecutadas por la brigada y así económicamente no resulte tan costoso.