El patio de butacas transmite paz y sosiego, conversaciones, casi rumores se entrelazan sin distorsionar el contorno de las energías presentes y, de manera súbita, se apagan las luces y el silencio se apodera de la sala. Tras la directa y simpática presentación del presidente de JJMM de Maó, una luz verde musgo claro inunda el escenario y sitúa al espectador al comienzo de la historia.
María Victoria Cortés, al piano, sostuvo con gusto, vigor y delicadeza uno de los pilares del espectáculo; Mercè Sampietro, una de nuestras mejores actrices, desplegó carisma y elegancia en la narración de «Lítica» de Lucía Pietrelli, Premi Lletra d'Or 2020; y, completando el círculo, la soprano Margarita Rodríguez llenó actoral y vocalmente las tablas del Teatre de l'Orfeó aonès, en las cuales se estrenaban cantante y actriz. Entre las tres consiguieron crear y, lo que es más difícil, mantener, la conexión con el público que, embelesado, asistió en religioso silencio al desarrollo de la interesante trama que a través de la unión entre prosa y música discurrió con intensidad, pasión y complicidad. Las incursiones musicales, como rezaba el fantástico programa de mano que esta edición del Festival nos ha acompañado, se adentraron en los sentimientos más íntimos de la canción catalana para voz y piano de la mano de compositores como F. Mompou, B. Samper, E. Toldrà, entre otros.
Y con este hilo conductor potente y evocador, las incógnitas de la historia se iban desgranando a medida que se sucedían los momentos de tiempo robado y de empatía con los personajes. Mercè Sampietro tiñó de verdad su lectura y nos hizo imaginar a un Gael complejo y profundo que aun ganaba más amplitud emocional en la potente y cercana voz de Margarita siempre arropada por Mavi al piano. La presentación del espectáculo evitó los aplausos durante el mismo y esto sirvió de acumulador, así, con el final del mismo, el público premió con una gran ovación el arte presentado. Una gran iluminación a cargo del orfebre Pere Fiol que engrandeció la acertadísima dirección escénica de Toti Fuster, también merecen el debido reconocimiento.
Así pues, otra gran velada llena de arte y piel. Ya nos acercamos al final del Festival querid@s compañer@s de viaje y el día señalado es el próximo 17 de Agosto en el mismo lugar que ha acogido con gran eficacia parte de este XLVIII encuentro musical; Piazzolla será nuestro último puerto por este año. Allí nos vemos el próximo martes a las 21.00 horas para disfrutar de «El día que me quieras», espectáculo que fusionará el baile y la música arribeña a través de los instrumentos más característicos de este estilo musical. Como siempre un placer y... bendita música.