El historiador Juan Negreira publicó, en 1990, su primer estudio sobre la participación de menorquines, mallorquines e ibicencos en la División Azul.
Durante estos años ha profundizado en la investigación gracias a la apertura de archivos como el militar de Balears y el de Ávila, con lo que ha obtenido nueva documentación. Fruto de este trabajo es el libro «Prietas las filas. División azul 1941-1975» que presenta este lunesen el Ateneu de Maó y el martes en el Casino 17 de Gener de Ciutadella.
Fotografía de menorquines, mallorquines e ibicencos que se incorporaron a la División Azul.
Negreira explica a Es Diari que «el objetivo de este estudio consiste en dejar constancia de la gesta que llevaron a cabo aquellos jóvenes en la lejana Rusia en pos de un ideal. Su sacrificio, que fue mucho, no merece quedar en el olvido. Y en segundo lugar, desmentir con toda una aportación documental importante, tanta falacia que se vierte hoy desde lo que podríamos llamar discurso antidivisionario».
Sobre la participación de Balears en la División Azul explica que «fue algo tardía, al no formar parte del contingente inicial de 1941, y que empezó en marzo de 1942». Añade que «si bien cuantitativamente no fue relevante, pues de Balears llegarían a salir unos 472, lo fue cualitativamente al aportar cinco comandantes, 18 capitanes, 37 tenientes y siete alféreces, además de 141 suboficiales. Hay que decir que a estos hay que sumarles los 128 ciudadanos de Balears que se alistaron desde la península y el protectorado»
¿Obligados o voluntarios?
De las 150 personas relacionadas con Menorca que participaron, explica Negreira que «todos tuvieron un papel destacado, con su sacrificio en algunos casos llevado hasta la muerte. Un porcentaje alto sirvió en el Grupo de Transmisiones, pero los hubo en otras unidades. Hablamos de un total de 41 menorquines nacidos en la Isla, además de otros que salieron de ella pero no eran menorquines».
Sobre los motivos, señala que «hubo cierto impulso personal en cada uno de ellos, unos por haber padecido represión republicana directa o indirectamente, otros por haber perdido algún familiar en dicha represión, otros por puro idealismo alimentado por el ambiente de aquellos años. El denominador común fue su anticomunismo y su deseo de participar en lo que se definió como la gran cruzada europea contra el comunismo estalinista».
A la pregunta de si acudieron voluntarios, responde Negreira Parets: «que fueron obligados es uno de los mantras más repetidos. En el libro ofrezco una cantidad ingente de datos y documentación que lo desmiente con claridad. Citaré tres hechos: sobraron voluntarios en cada llamamiento, incluso en 1943; el segundo es que hubo unidades menores tipo compañía o batería de artillería que informaban que en esa quincena no tenían ningún voluntario; y tercero que siempre hubo la posibilidad de echarse atrás y borrarse, incluso cuando ya estaban concentrados en la península».
baixamanerPerò a Espanya, Stalin va perdre i van guanyar es nacionals.