En el siglo XVIII, la administración francesa de Menorca encabezada por Hyacinte Gaetan, conde de Lannion, impulsó una reforma edilicia de las casas situadas extramuros de la ciudad. En algún punto de la actual calle S'Arraval, fue hallado durante las excavaciones un tesoro de la época romana. Entre otras piezas de incalculable valor, se encontró un busto de bronce del emperador Tiberio casi de tamaño natural, que fue a engrosar la colección privada del entonces gobernador de la Isla.
En octubre de 1762 el conde murió y fue enterrado en la actual iglesia de Santa María (donde todavía hay un escudo heráldico con el símbolo de la casa Lannion). El busto de Tiberio fue cedido a la colección del rey Luis XV quien murió en 1772. Con el advenimiento de la Revolución Francesa y la ejecución de la familia real, las propiedades de los reyes -entre las que se contaba el busto- fueron a parar al Museo de la Biblioteca Nacional de Francia, donde se exhibe hasta el día de hoy.
El busto que nunca volvió
En el segundo piso del Museu de Menorca se encuentra la colección de objetos y piezas artísticas del período romano de la Isla. Enseres de cocina, ánforas, mosaicos, anclas y por supuesto, una réplica del busto hecha con un molde sobre el original, ocupa un espacio destacado en el recorrido. La visita al museo es un paseo por la historia antigua, que cuenta el portentoso lugar que Menorca ocupó durante la hegemonía romana en el Mediterráneo entre el 40 aC. y el 30 dC.
«El hecho de que el busto sea de bronce, y de que probablemente estuviera montado, es decir, que fuera una estatua ecuestre, habla del poder económico que reinaba en Mago, la actual Maó», destaca Tomeu Obrador Cursach, profesor de griego y latín y apasionado de la historia de la Isla. Por su parte, la catedrática en Arqueología de la época prehistórica, Margarita Orfila, señaló que «en 2005 la Fundación La Caixa organizó una exposición de arte románico en Balears y el busto auténtico de Tiberio fue trasladado ex profeso desde París hasta Palma. Incluso una parte de aquella exposición llegó a venir a Menorca, pero el busto no llegó. Regresó a París. Nunca pudimos volver a verlo en la Isla desde que se fue», lamentó Orfila, quien además de ser una reconocida académica se desempeña como presidenta del Ateneu de Maó.
Desde hace algunos años, los reclamos que exigen la devolución de piezas arqueológicas a sus territorios de origen han ido creciendo en todo el mundo. «La disputa entre el estado griego y el museo británico es un ejemplo de estas tensiones», señaló el profesor Obrador Cursach citando como ejemplo las exigencias de Grecia sobre als estatuas de los frisos del Partenón de Atenas, que fueron a parar al Museo Británico tras la ocupación otomana de Grecia a principios del siglo XIX, tras ser retiradas de su lugar original por iniciativa del embajador británico Lord Eglin.
«Personalmente me encantaría poder admirar el busto de Tiberio en su territorio original que es Menorca, pero hay que recordar que el traslado de la pieza entre la Isla y París se realizó cuando esta estaba administrativamente bajo dominio francés, es decir, existía un marco legal que amparaba dicho traslado. Por otra parte siempre he pensado que es un error juzgar los actos del pasado con los criterios y valores de la actualidad» señaló Orfila.
En la misma sintonía se expresó Octavio Pons Machado, responsable del Departamento de Arqueología del Museu de Menorca, «a título personal claro que me gustaría poder tenerlo en la Isla. Lamentablemente es un asunto muy complejo. Si nosotros reclamáramos el busto, quizás también deberíamos atender los reclamos por patrimonios precolombinos o de otras naciones» razonó.
Sin posibilidad legal de que vuelva
El busto pasó de la colección privada del gobernador de Menorca, el conde Lannion, a la del Rey Luis XV y desde entonces se encuentra en la Sección de Monedas y Medallas del museo de la Biblioteca Nacional de Francia, en París. Según indica la ley española, solo pueden ser restituidos los bienes culturales que hayan sido ilegalmente sustraídos de su lugar de origen. Dado que Menorca formalmente era territorio francés en el siglo XVIII, no habría ilegalidad en el traslado del busto.
Actualmente no existe ningún reclamo formal ni iniciativa alguna para pedir el regreso del busto de Tiberio. Algunos expertos señalan que, de existir tal demanda, también se habilitaría la devolución, por parte de España, de patrimonios culturales como el precolombino, el filipino o el africano, que albergan los museos nacionales. Los reclamos por devoluciones patrimoniales se exienden por todo el mundo y la Unesco oficia como intermediadora en los conflictos desde 1970. En Maó puede verse una réplica del busto en el Museu de Menorca.