La familia del pintor, escultor y arquitecto Luis Rey Polo (Barcelona,1924; Madrid, 2000), muy vinculado a Menorca, especialmente por los trabajos realizados en Cala Morell, denuncia que la integridad de una de las obras del artista corre peligro. Se refieren a un (225 x 475 centímetros), fechado en 1969 e integrado dentro de una construcción de la urbanización turística del norte de Ciutadella, que a día de hoy funciona como restaurante.
Según relata la hija del autor, Itziar Rey, recientemente han recibido un mensaje de los antiguos propietarios del establecimiento informándoles de que el nuevo titular del negocio «tiene la intención de demoler la obra de mi padre si no la desmontamos y la retiramos dentro del mes de febrero, haciéndonos cargo de todas los gastos».
Consultado por este diario, el gerente de dicho restaurante reconoce que es cierto que ha invitado a la familia a que se hagan cargo de la custodia de la obra. La razón es que está acometiendo unas obras en el establecimiento y el mosaico en cuestión «no encaja estéticamente» ni con el proyecto de rehabilitación. A su entender, y aún siendo él el propietario legal de la pieza, es la familia del artista la que tiene que hacerse cargo de la retirada y traslado. Propuesta no compartida por Rey, quien alerta de que «tocar un mural es arriesgarse a romperlo, tiene que hacerse de la mano de gente especializada y cuesta mucho dinero».
Ambas partes no han mantenido contacto telefónico alguno para intentar solucionar el asunto, aunque sí han protagonizado una discusión a través de una red social. El empresario insiste en su «buena voluntad» para preservar la pieza, razón por la que se puso en contacto con la familia, y dice estar dejando esa actuación para el final del proceso de rehabilitación para dar margen de tiempo. Por otra parte, recuerda que años atrás, el establecimiento estuvo ocupado ilegalmente y que el mural quedó afectado «por unas pintadas de spray».
La familia del autor se ha puesto en contacto con la Visual Entidad de Gestión de Artistas Plásticos (Vegap). Según relata Rey, los servicios jurídicos de dicha asociación le han informado de que la ley «faculta» a los herederos del autor «a exigir a cualquier tercero respeto a la integridad de la obra impidiendo cualquier deformación, modificación o alteración». En ese sentido, los abogados apuntan que «las características de la obra hacen que se constituyan como bien inmueble porque está en el interior del edificio».
Así las cosas, la cuestión de fondo reside en la valoración de expertos en la materia sobre si es posible que se pueda proceder a desmontar y trasladar la obra. Rey concluye que el objetivo es salvar la integridad de misma y abre la puerta a que sea alguna administración la que se haga cargo. Mientras tanto, recuerda que «el propietario de una obra tiene el deber de custodia».