Para Matías Quetglas (Ciutadella, 1946) volver a casa siempre es especial, pero más aún regresar al El Roser. Una sala de exposiciones que él mismo inauguró 45 años atrás y a la que ha retornado periódicamente para protagonizar diferentes retrospectivas, la última de ellas en 2017.
El pintor exhibe ahora en ese espacio una nueva muestra, en este caso en forma de diálogo con un grupo de artistas. Un valor añadido para una propuesta que cuenta con un plus más, el de que prácticamente la totalidad de las obras presentadas por Quetglas son de nueva creación.
La muestra lleva por título «Cossos» y en realidad es un proyecto que nació en la mente del experto en arte Carles Jiménez. Fue él a quien se le ocurrió poner en pie una exposición en torno al cuerpo humano, «uno de los territorios más explorados del arte, especialmente en el contemporáneo». Explica el comisario que le pareció interesante hablar «sobre la a idea de la fragmentación del cuerpo, que muchos artistas utilizaban para expresar el dolor y la desesperanza en relación con la condición humana, algo que sigue muy presente en nuestra sociedad contemporánea».
Es por ello que se planteó ahondar en ese aspecto y enseguida le vino a la mente la imagen de Quetglas por su condición de «decano de la figura humana en Menorca, el artista que más la ha trabajado y además un referente para muchos». Para completar el proyecto se buscó creadores que tuvieran al pintor «como un referente» y que al mismo tiempo su investigación plástica o artística estuviera centrada en el cuerpo humano.
Lo que el comisario tenía claro es que esos artistas tenían que ser menorquines o residentes e la Isla y con los que no hubiera trabajando anteriormente. Así, aceptaron subirse al proyecto los fotógrafos Gianna Carrano y David Arquimbau, las artistas multidisciplinares Marina E.G., Mapi Rivera y Ana Llorens, el escultor Toni Riera y los pintores Josep Moncada y Batuel Bayarri.
Defiende Quetglas que la particularidad de esta exposición es que resulta «fantástico que la gente pueda ver que la figuración permite guisos muy diferentes, y creo que ha resultado en una experiencia muy satisfactoria». El pintor dialoga artísticamente en rincones bien diferenciados con cada uno de los participantes en «Cossos». «Todos ellos tienen su mundo y su historia, siempre basada en que el cuerpo humano tiene capacidad de transmitir cosas, cada uno las suyas».
La muestra es también una oportunidad para ver la evolución del universo creativo de Quetglas. «Ya sabes», dice, «los artistas no nos jubilamos y, además, a medida que pasa el tiempo hilamos más fino en cuestión de lenguaje, y en esas estoy, en mirar de adaptar bien el lenguaje a cada tema». Reconoce que cada vez se decanta por colores más pálidos, «hay poco color y un poco soterrado, porque últimamente he querido poner más énfasis en la parte del dibujo, que me divierte mucho».
La exposición, que se podrá visitar hasta el 2 de noviembre, se complementa con el regreso a El Roser de una de las piezas más icónicas de Quetglas, el «Gran Cap de Freixa», la escultura de una cabeza gigante que, temporalmente, abandona el Museu de Can Saura.