Nacida y criada en Montevideo, la capital de Uruguay, Inés Salort cuenta con una gran historia familiar detrás. Su apellido delata su ascendencia menorquina, ya que su bisabuelo cruzó el charco el siglo pasado desde Es Mercadal. Por su parte, la licenciada en Enfermería hizo lo propio hace menos de una década, aunque en el sentido inverso, para aterrizar en Ciutadella. Aquí vive actualmente con su hijo de diez años en una aventura que cierra el círculo generacional y abre otro nuevo con su pequeño.
Tras un proceso de adaptación complicado en un «entorno radicalmente distinto» al que estaba habituada en su país natal, Inés creía que este era el momento perfecto para compartir los mensajes que ha ido extrayendo de los diferentes libros que ha ido devorando a lo largo de estos años, y dando a conocer a su vez aquellos que le han ido dejando aquellas personas «con ángel».
Las personas con ángel
Este sería el caso de Juany, enfermera y compañera de profesión con la que coincidió en Uruguay. «Es una gran amiga con la que compartía guardias en el hospital y vi que tenía algo diferente a los demás. Así como otras personas se enfadaban o priorizaban otras cosas sin importancia, ella actuaba con sensatez y transmitía una paz increíble a la hora de hablar con la gente», relata Inés.
La autora también pudo «entender el significado de familia a través de ella y de su propia familia, de entender que puedes contar con gente cuando realmente lo necesitas». Desde ese preciso momento, Inés también se empezaba a ver capaz de definir la amistad gracias a la figura de Juany.
Así pues, la artífice de «Este… Mi libro… Nuestro libro…» considera que es «una guía para no desviarse del camino, perder el miedo a enfrentarse a las diversas situaciones que pone la vida y saber sortear los diversos obstáculos que aparecen en el día a día». Para explicar todo ello, apenas necesita 56 páginas, ya que defiende que en los tiempos que corren los mensajes deben ser «claros y concretos para dar pasos rápidos y seguros». «Uno tiene que partir de hacer las cosas bien desde un principio para que todo lo demás vaya correctamente», expresa la escritora.
El momento idóneo
Y así lo aplica en su vida, la cual se empieza a enderezar tras haber vivido un difícil proceso de adaptación. De hecho, ese es el motivo por el que se lanzó a la piscina para escribir dicho libro, compaginando su trabajo como enfermera con su tiempo libre y sus labores como madre soltera. «Quiero que estas personas que ahora me rodean también conozcan estas vivencias que pude tener. Además, mi pareja desde hace dos años, un chico menorquín, también fue mi inspiración para cerrar el libro, porque enlazo estos mensajes bonitos con el momento en que lo empecé a conocer», recuerda.
«Se ha dado todo tan bonito que he podido unir la enseñanza de vida que me dejó mi amiga con la relación personal que mantengo con este chico», continúa. Por tanto, en esta nueva etapa vital está pudiendo poner en práctica todos aquellos aprendizajes que extrajo de Juany, como sería el atreverse a cualquier cosa o perder el miedo a afrontar ciertas situaciones. De esta forma, saca a relucir la famosa garra charrúa que caracteriza la capacidad de resiliencia del pueblo uruguayo. «Quiero transmitir un mensaje de ánimo y de paz para que la gente tenga conciencia y no pierda el tiempo en cosas que no sean importantes para el resto de la vida. Cada minuto nunca vuelve atrás», concluye.