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El espíritu del arte vive en el Llatzeret con Quarantine

El evento, que alcanza ya su cuarta edición, se está celebrando en el islote con seis mentores, 65 participantes y Robert Henri, el autor de ‘The Art Spirit’, como fuente de inspiración

Artistas trabajando con un mentor en una pintura con modelo

| Maó |

El pintor estadounidense Robert Henri (1865-1929), autor de un libro de referencia como «The Art Spirit», es el punto en torno al que gira la cuarta edición del evento Quarantine. Un proyecto, explican sus promotores, que «promueve el desarrollo artístico trascendiendo y complementando la formación académica» y que desde el pasado lunes (y hasta el domingo) se está celebrando su cuarta edición en el Llatzeret.

Henri fue uno de los ocho fundadores de la Escuela Ashcan, una corriente artística que tenía como propósito capturar de forma realista las escenas de la vida diaria de los barrios más pobres de Nueva York. «Los conceptos de Henri combinaban referencias pictóricas con una visión filosófica de la vida, interconectando ambos ámbitos en una misma obra», recuerdan desde Quarantine.

Para dar vida al libro de Henri, publicado en 1923 y convertido en una referencia clave para artistas de todo el mundo, la organización del retiro artístico cuenta en la Isla con la colaboración de seis mentores internacionales, como son Jeremy Mann, Nadezda, Edward Povey, Martin Wittfooth y Miles Johnston y James McCrae.

El programa se prolongará hasta el próximo domingo.

Los 65 artistas que participan como alumnos tienen la oportunidad de realizar un taller intensivo de un día con cada uno de los seis mentores. De esta manera, al finalizar la semana, cada uno se habrá llevado la visión de cada mentor sobre el libro y la filosofía que lo sustenta. Entre otras actividades, los participantes están realizando actividades relacionadas con el plein-air, el coaching artístico o el dibujo con modelo en vivo.

Pero más allá del programa específico de «The Art Spirit», se mantienen las reglas básicas que enlazan el uso histórico del Llatzeret como isla de cuarentena con el programa artístico, con «una gran dosis de agotamiento, desconcierto y desconexión». Explican que los artistas que han conseguido plaza pasaron por un proceso de selección optando «a ciegas» a un programa totalmente desconocido y sabiendo que tienen prohibido el uso de teléfonos móviles o cualquier tipo de conexión con el exterior durante el evento. «El objetivo es crear un marco emocional significativo para la experiencia formativa», argumentan.

Como ya sucedió en ediciones anteriores, la organización constata el gran interés que el evento genera entre el público femenino, que representa un 65 por ciento de los asistentes. En cuanto a nacionalidades, conviven estos días en el Llatzeret personas procedentes de una veintena de países pertenecientes a cuatro continentes.

El pasado sábado medio centenar de personas participaron en la actividad «What flowers knew» con la artista Nadezda, en Es Castell. La pintora y creadora de concept art propuso una tarde de liberación creativa «desafiando las normas tradicionales del taller de dibujo». Sacarla fuera de los muros de la isla de cuarentena fue la forma en que la organización ha querido involucrar a la sociedad menorquina en su programa, en el que colaboran el Ayuntamiento de Es Castell y La Fundación Fomento del Turismo.

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