Nueva temporada, nueva galería. Maó sigue ampliando, como ya hizo el verano pasado, su oferta de espacios dedicados al arte. Esta semana ha abierto en el número 2 de la Plaça Explanada Ona Gallery. Ona es también el nombre de la nieta del autor que impulsa el proyecto, Josep Munné (Sant Andreu de Llavaneres, Barcelona, 1933), como protagonista de la exposición inaugural, compuesta por algo más de 150 obras.
Aunque en realidad, Menorca no era el sitio elegido al principio para esta iniciativa, cuya primera opción fue Cadaqués. Contratiempos de última hora obligaron a buscar una nueva ubicación, que llegó de la mano del galerista afincado en la isla Alexey Chebotarev. Explica este que el espacio va más allá de lo que es la definición de una galería tradicional, ya que también acoge una escuela de arte y se venden, además de obras de arte, piezas de artesanía.
Las salas principales de exposición estarán ocupadas en los meses de verano por las obras de Munné, a quien, como explica Chebotarev, se le conoce popularmente como «el Sorolla de Llavaneres». Un pintor impresionista, figurativo, muy ligado a la Costa Brava.
Su muestra discurre a través de un recorrido que se divide en tres espacios que revelan distintas facetas de su universo pictórico. La primera sala alberga piezas que condensan la esencia de su trayectoria. En la segunda habitan los paisajes mediterráneos —playas, barcas y luz— que conectan con la calma y la identidad isleña. Y finalmente, una colección de desnudos femeninos muestra el cuerpo «con sensibilidad, respeto y profundidad, como forma de expresión íntima y atemporal», apuntan desde la galería.
Munné sostiene la columna vertebral de Ona Gallery en el arranque de un proyecto en el que conviven otras propuestas artísticas, como los de la escultora menorquina Marga de la Llana y Caroline Swiderska, creadora británica afincada en la Isla. Sus propuestas completan la colección de la primera temporada, en la que conviven piezas de otros autores de los fondos de la galería.
Ona Gallery, tal y como apuntan sus responsables, nace con la vocación de ser un espacio abierto durante todo el año. Aún está por definir la programación a partir del mes de octubre, pero la filosofía del proyecto está orientada a cubrir la agenda con la rotación de artistas locales. Su oferta se complementará también en los fines de semana con actividades de ‘art & wine’ ligadas a clases y talleres.
Edificio con historia
Como varias de las galerías que han abierto sus puertas en la ciudad durante los últimos tiempos, esta también está vinculada a un edificio con historia. Sus dependencias, con cerca de 400 metros dedicados a la exposición, se reparten entre tres plantas.Una de ellas cuenta en los techos del salón principal por unos frescos del pintor menorquín Andreu Galbis (1797-1874).
Se trata de una obra encargada por Joan Basilini, hijo bastardo de Alexandre Basilini (1745-1819), quien compró la casa en 1777. Una figura bien conocida en su tiempo en Maó como importante capitán mercante. Tal y como se recoge en la web del Museu de Menorca, Joan Basilini, anteriormente conocido como Joan Rey, encargó también el famoso cuadro «Magatzems al port de Maó» (1835), de autor desconocido, y que hace referencia a la actividad comercial en la ciudad. Una réplica de dicha obra cuelga también en las paredes de Ona Gallery.
Nicho de mercado
Sobre el ‘boom’ en el sector de las galerías de arte en los últimos tiempos, Chebotarev considera que «sigue habiendo nicho de mercado en la Isla», si bien reconoce que hay diferentes ligas, y que la galería que acaba de abrir sus puertas no juega en la de proyectos como Hauser & Wirth o Cayón. «No creo que estemos ante una burbuja que ha llegado a su cúspide, considero que hay un futuro con porvenir, concluye el galerista.
Justo lo Que Menorca necesitaba…. 🙄