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La huella de la piel que no se ve de Cristina Blanch

La artista catalana exhibe en la galería Vidrart de Ciutadella su primera exposición individual en la Isla, una variada colección que responde al título de «Pell de sal i lluna»

La artista junto a un cuadro que representa una vista cenital de las aguas turquesas. Una de las tres temáticas de la muestra que expone en Vidrart, que se complementa con una serie más urbana y otra dedicada a las buceadoras

| Ciutadella |

El lenguaje fijo de un artista resulta «aburrido» a juicio de Cristina Blanch (Barcelona, 1966), quien se define como una pintora «siempre en evolución». Algo que se puede comprobar de una manera clara en la exposición «Pell de sal i lluna», cuyas obras cuelgan actualmente y hasta el 14 de agosto de las paredes de la galería Vidrart de Ciutadella.

Una muestra en la que se recogen tres propuestas estilísticas diferenciadas, aunque creadas en el mismo marco temporal, que en su discurso expositivo tienen un hilo conductor a través de la serie protagonizada por las buceadoras. Una propuesta, explica, que nace del «vínculo con el mar y la relación que este tiene con el subconsciente». Esa figura femenina, «de camino a la superficie», habla, según la artista, «de mi vida personal y laboral en plena transformación».

La serie submarina se combina con otras dos líneas creativas. Por un lado, las vistas cenitales de las aguas turquesa, más decorativa; y por otro los ecos de otra época anterior, de ambiente urbano, en la que el realismo empieza a difuminarse y la figura femenina «viaja entre sueños, memorias y recuerdos».

Representaciones, apuntan desde la galería de Ciutadella en las que «hay una piel que no se ve, hecha de luz y silencio». Confiesa Blanch que con el paso del tiempo ha ido perdiendo progresivamente el interés en el realismo para hacer participar a las figuras «en entornos más abstractos». Un paso más en la evolución de una creadora que comenzó como ilustradora y diseñadora de moda antes de sumergirse por completo en el mundo de la pintura, ecos que todavía tienen presencia en sus composiciones. «En mis cuadros, las mujeres siempre son muy glamorosas, y demuestran un gusto por la ropa y los colores», relata.

Tras haber participado en varias colectivas en Maó y Ciutadella, «Pell de sal i lluna» es su primera exposición individual en Menorca, una tierra a la que está ligada desde que tenía 14 años. «La Isla, más que gustarme, me fascina», reconoce. Blanch tiene su estudio en Barcelona, pero su progresión le ha llevado a crecer a nivel internacional gracias a un sello muy personal, en sus comienzos muy marcado por un enfoque de corte cinematográfico.

Su producción artística siempre refleja el momento vital en el que habita, «está relacionada con dónde estoy y el momento en que estoy pintando». Y es que para Blanch ser artista es una forma de vida. «Estoy todo el día pensando en ello. Todo lo que hago, todo lo que huelo... Lo que leo, lo que pienso... Todo está relacionado con la pintura. Está en mi vida, en mi sangre».

A la hora de definir su estilo, confiesa que en sus cuadros hay influencias de muchas cosas y reconoce que «no soy una realista típica», por mucho que esa haya sido su formación. Trabaja con una paleta básica, de «cuatro o cinco colores», y siempre en óleo. Pero avanza Blanch que ya piensa en nuevos horizontes creativos, porque lo de hacer siempre lo mismo no va con ella, insiste.

1 comentario

Harry Palmer Harry Palmer | Hace 5 meses

Fantastica exposicion..lastima que nadie sabe lo que ha pintado

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