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Xavier Larsson: «Siempre he considerado un privilegio dedicarme a la música como profesión»

El artista menorquín regresa a casa para actuar esta noche en el Festival de Música d’Estiu junto al cuarteto de saxofones Kebyart

El músico menorquín estrena esta noche colaboración con el cuarteto Kebyart | Foto: MARIA JARZINA

| Menorca |

El segundo tramo del Festival de Música d’Estiu de Ciutadella arranca esta noche con el aliciente de contar en el Claustre del Seminari (21 horas) con el saxofonista Xavier Larsson, uno de los artistas más internacionales de la Isla. En esta ocasión saldrá al escenario junto a Kebyart, cuarteto con el que comparte su pasión por el instrumento de viento.

¿Qué supone formar parte del cartel del Festival de Joventuts Musicals de Ciutadella?

—Aunque hace tiempo que me fui    para seguir mi camino musical, siempre he intentado mantener el vínculo con la Isla, que sigo considerando mi hogar. Tocar en mi pueblo es siempre un auténtico lujo, y volver a formar parte del Festival de Música d’Estiu es un verdadero honor. Ver a tantos artistas de gran nivel formar parte del cartel año tras año y poder estar entre ellos significa mucho a nivel personal. Participar en el festival desde tan joven ha sido fundamental en mi trayectoria. El impacto que genera subirse a un escenario es enorme. Guardo con mucho cariño el recuerdo de haber ganado el Concurso de Juventudes Musicales de España a los 17 años. Fue un momento que me dio un gran impulso como concertista y reforzó mi vínculo con la familia de Juventudes Musicales, tanto a nivel local como nacional.    A día de hoy sigo recibiendo ese impulso y esa energía, que valoro muchísimo y que intento devolver de la mejor manera que puedo, ofreciendo lo mejor de mí en cada concierto.

Viene acompañado de Kebyart. ¿Cómo surge esta unión?

—Será la primera vez que tocamos juntos. La propuesta vino de Pilar Carreras, presidenta de Joventuts Musicals de Ciutadella. Cuando nos lo propuso, todos aceptamos con mucha ilusión. Ya conocía a los integrantes del cuarteto desde hace tiempo, aunque no habíamos colaborado directamente. Siempre he sentido una gran admiración por ellos. Hemos disfrutado mucho en los ensayos previos y estamos con muchas ganas de compartir nuestra música con el público.

No es muy común ver conciertos de un quinteto de saxofones.

—Es cierto, no es una formación habitual. Existen algunos grupos como el quinteto Five Sax, pero no son frecuentes. Hay poco repertorio original escrito para esta formación, aunque afortunadamente, la comunidad del saxofón ha evolucionado muchísimo en los últimos años, y eso ha permitido que cada vez tengamos más música original que ofrecer.

¿Cuál será el repertorio?

—El programa se abrirá con obras interpretadas por el cuarteto Kebyart, extraídas de su último álbum «Unraveled», entre ellas una suite de Jean-Philippe Rameau y, ya en la segunda parte, la «Pavane pour une infante défunte» de Rave». También se incluye «Debout, Maurice!», una fantasía contemporánea del compositor Joan Pérez-Villegas, inspirada precisamente en el universo de Ravel y dedicada al cuarteto Kebyart. Me uniré a ellos para interpretar el «Cuarteto en Fa mayor» de Mozart» y cerraremos    con la brillante y virtuosa «Fantaisie brillante sur des thèmes» de Carmen de François Borne.

También tiene su propia formación, el Fukio Quartet. ¿Cómo avanza ese proyecto?

—Hace poco más de un año celebramos el 15 aniversario del cuarteto, algo que nos llenó de emoción. Actualmente contamos con nuevos miembros, Álvaro Bañón y Christine Petersen, que se han integrado de forma fantástica. Tenemos varios proyectos en marcha. Uno de ellos es un nuevo álbum junto al surcoreano Hoonbyeong Chae, actual organista asistente en la Kölner Dom. Además, seguimos desarrollando el proyecto Arzapúa, junto al saxofonista Sergio Albacete, donde fusionamos jazz, flamenco y música experimental. Una experiencia hasta ahora muy enriquecedora.

A nivel individual, ¿en qué punto se encuentra su carrera?

—Estoy en un momento muy feliz y agradecido. Siempre he considerado un privilegio poder dedicarme a la música como profesión. Además de Fukio, tengo un proyecto muy especial con el Trio SpiegelBild, junto a mis amigos Konstantin Zvyagin y Vadim Baev. En los últimos años he tenido la suerte de desarrollar una carrera diversa, que combina mi actividad como solista, el trabajo en proyectos de música de cámara como el Trío SpiegelBild o el cuarteto Fukio, colaboraciones con ensembles de música contemporánea como Érma Ensemble y Dehio Ensemble, y participaciones con orquestas como la WDR Sinfonieorchester de Colonia, la Essener Philharmoniker o la NDR de Hannover. Me gusta poder moverme entre distintos formatos y lenguajes; aunque siempre tengo mis prioridades claras, disfruto enormemente de esta variedad, que me enriquece y me mantiene en constante evolución.

¿Sigue compaginando la docencia con los conciertos?

—Sí, y para mí es fundamental encontrar un equilibrio entre la enseñanza y la interpretación. Ambas se retroalimentan constantemente. Lo disfruto mucho. Desde hace dos años soy profesor de saxofón en la Hochschule für Musik Hanns Eisler de Berlín, una de las instituciones más prestigiosas del mundo en música clásica. Hasta el pasado junio también impartía clases de ensemble de saxofones en la Hochschule für Musik und Tanz de Colonia, donde estudié. Además, después de haber dirigido el ensemble de saxofones del Liceo durante muchos años, desde hace un año colaboro regularmente con la Fundació Conservatori del Liceu de Barcelona, donde doy masterclases un par de veces al año. También imparto master clases regularmente en Europa, Sudamérica y Asia y participio en jurados como por ejemplo el reconocido concurso Andorra International Competition que se celebra en Andorra la Vella cada año.

¿Qué le aporta el trabajo dentro de la enseñanza?

—Muchísimo. No solo me da la oportunidad de compartir, sino también de seguir aprendiendo. Aprendo muchísimo de mis alumnos y compañeros de trabajo. Sin duda lo que más me gusta es que el aprendizaje nunca se detiene.

¿Y cuál es el mejor consejo que puede dar a un alumno?

—No sé si es el mejor, pero sí uno muy sincero: disfrutar del proceso. Es muy bonito el camino que uno recorre con la música.

¿Cómo ves la evolución del saxofón en la música clásica?

—El saxofón clásico está en un momento fantástico. El nivel actual es altísimo, tanto a nivel interpretativo como creativo. El principal reto es seguir ampliando repertorio y conquistando espacios en los escenarios, tanto pequeños como grandes. Músicos como el cuarteto Kebyart son un claro ejemplo de cómo han ido abriendo nuevas puertas. Son una inspiración para las generaciones futuras. Y lo más ilusionante es que el interés por el instrumento sigue creciendo.

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