El otoño asoma a la vuelta de la esquina y ello implica que la temporada de teatro en Ciutadella está a punto de comenzar. Este sábado (20.30 horas) el Teatre des Born acoge el primer plato fuerte de la temporada: «Dones de ràdio», una pieza con el cáncer de mama como telón fondo y un trío de actrices protagonistas en el que figura una artista con una fuerte vinculación con Menorca, Àngels Gonyalons.
Supongo que, a estas alturas, actuar en Menorca es como hacerlo en casa.
—Exacto. Aunque, paradójicamente, en los 44 años que llevo de carrera creo que he trabajado solo dos veces aquí. De hecho, el sábado será la primera vez que pise el escenario del Teatre des Born, algo que haré con mucha ilusión.
Un Born que os espera con prácticamente todas las entradas vendidas. ¿Cuál es el secreto del éxito de esta obra que tantas buenas críticas está recibiendo?
—El secreto es que se ha dado una conjunción de astros. Por lo que me toca, como actriz, puedo decir que habido una gran complicidad con mis dos compañeras, que son muy buenas actrices, y cuando trabajas con buenas artistas es mucho más fácil hacerlo mejor. Pero la base es un texto honesto, genuino, por parte de Cristina Clemente. Un texto comprometido que consigue tener mucho sentido de humor, ternura y mucho respeto por la enfermedad. También es clave que todos nos podemos ver reflejados o empatizar absolutamente con estas tres mujeres de distintos estratos sociales y niveles culturales, tres mujeres inteligentes.
Un trabajo que cuenta con el respaldo de investigación realizado por Cristina Clemente.
—Sí, ha hecho un trabajo exhaustivo y riguroso entrevistando a ocho mujeres que han sufrido el cáncer de mama con distintos procesos. Creo que se han dado situaciones preciosas. Retomando lo del éxito conseguido, si fuera un trípode, sería por la autoría, las actrices y la dirección de Sergi Belbel, discreta en el mejor sentido de la palabra: no va a lucirse él, sino que está al servicio de la obra.
La diferencia la marca en cierto modo que la pieza esté inspirada en testimonios reales.
—Sí. Y ahí se nota la mano y el intelecto de Cristina Clemente y luego la habilidad de Belbel para trasladarnos estas historias y que todos aprendamos algo, pero sin ser nunca pretenciosos. Creo que cuando se da la conjunción de éxito de público, crítica y profesión, es maravilloso. Me siento afortunada y honrada de poder estar aquí y participar en esta obra.
Una temática, la del cáncer, que se aborda con ternura, sensibilidad y también con humor. ¿Cómo cree que este último ayuda a afrontar situaciones dramáticas como las que plantea?
— Es cierto que tiene mucho humor. Hace nada hablaba con una compañera de Madrid sobre vicisitudes que hemos pasado, porque ya a nuestra edad hemos vivido bastantes cosas, y decíamos «suerte que la vida nos ha otorgado el talento del humor, porque es un agarradero vital». Hay que saber ver también la parte graciosa de la situación, saber gestionarlo de esa manera, y eso no quiere decir frivolizar ni mucho menos. Y ahí está la habilidad de Cristina Clemente, que pone mucho sentido al humor, pero no frivoliza, desdramatiza.
El título juega con los conceptos de radio, por la profesión de la protagonista a la que interpreta y por el método de la curación. ¿Cómo influye esta dualidad en el personaje?
—Creo que el hecho de que mi personaje es una mujer empoderada que dirige un programa de radio de gran audiencia es el elemento que técnicamente nos ayuda a encajar todas las piezas de una manera técnica, para que nos funcione la estructura. Considero que, sin ser pretenciosa, la obra también tiene una función divulgativa, de hacer que conozcamos el núcleo de lo que pasa, no esa periferia que sabemos todos, como que la quimio te hace caer el pelo... Hay mucho más ahí. Pero todo planteado de esa manera en que en un momento dado, cuando todo parece más dramático, pega un giro y te ríes. Y te ríes sin complejo, a gusto, porque sabes que no te estás riendo de la enfermedad ni de la gente que la sufre, sino que te estás riendo con la situación.
Una historia en la que hay franqueza, emoción, humor... ¿Fue difícil encontrar el equilibrio en ese en esos tres registros en la interpretación?
—Sí, porque a las tres nos producía vértigo cómo íbamos a encarar ciertas frases o ciertos momentos, sobre todo los de humor, para no parecer frívolas o que no hay respeto. Pero ahí hemos tenido la mano sabia y el intelecto sabio de Sergi Belbel. Lo maravilloso ha sido la respuesta del público y ver entre el público a gente llorando de emoción, no de dolor, porque no es hiriente, sino que ha habido lágrimas de emoción, de empatía. Hemos visto personas enfermas entre el público, con pañuelos en la cabeza y de pie aplaudiendo. Y sobre todo un denominador común cuando salimos: la gente no nos felicita, la gente nos dice «Gracias».
¿Qué destacaría de esa complicidad que se generó entre las tres actrices sobre el escenario?
—Somos tres actrices muy diferentes, en edades muy diferentes, haciendo tres personajes muy diferentes, pero nos apoyamos las unas a las otras, nos aupamos entre todas, sabemos que tenemos entre manos algo que consideramos que ha sido un privilegio y que es importante. Es un trabajo que nos gusta el representar a estas tres mujeres, pero además sabemos que tenemos una responsabilidad. Y yo creo que esto también nos hace que nos apoyemos más... Hemos empatizado mucho. Nos sentimos honradas con esta responsabilidad.
El cáncer de mama es un tema que toca a muchísimas familias. ¿Cree que el teatro puede tener en ese sentido un papel sanador o de acompañamiento?
—Para mí se me ha hecho muy evidente que el teatro tiene este papel sanador porque lo hemos comprobado de primera mano. Estamos viendo desde el primer día el impacto que causa. Insisto, para nosotras es un privilegio.
¿Qué mensaje le gustaría que el público se lleve a casa después de ver esta obra?
—Que todos estamos aquí y todos tenemos que luchar contra la adversidad. También empatizar más y ser más buenos los unos con los otros. Escuchar más. De lo que estamos hablando en ‘Dones de ràdio’ es extrapolable a cualquier cáncer, a cualquier enfermedad y cualquier adversidad.