José Cruz (Huelva, 1975) estudió pintura mural en Barcelona, en la escuela de la Llotja. Su mirada siempre ha sido pictórica, reconoce el artista, que desde hace años reside en la Isla. Pero un día, «casualmente y por circunstancias de la vida», encontró la máquina de coser de su madre, una herramienta que le «descubrió un nuevo universo», ese en el que su progenitora «cosía y bordaba». A partir de ese momento, Cruz se metió a fondo en el mundo textil y aprendió gracias a las lecciones de unos artesanos en la Península.
De aquello han pasado ya tres años y hace aproximadamente medio decidió poner nombre, Arropo Atelier, a su nueva vertiente artística, la textil. Una faceta que ahora presenta por primera vez al público en forma de exposición, «Texto Textil» en el centro cultural de Ca n’Ángel, en Es Mercadal, donde ha instalado un pequeño telar para que la gente le pueda ver trabajar en directo.
Manejar una máquina como esa en los tiempos que corren, los de la inmediatez y la hiperconectividad, es sin duda toda una declaración de intenciones. Una mirada al pasado a través de una labor, también un arte tradicional, que está considerada patrimonio de la humanidad y que se ejecuta en soledad. El subtítulo de la exposición, «memoria, vida y afectos», sirve según el artista para definir muy bien el espíritu del proyecto que tiene entre manos. La reivindicación de un arte que para Cruz supone «un acto de resistencia» y que a la vez le sirve de «refugio».
Le gusta al artista recordar que las palabras textil y texto comparten origen etimológico. La primera, explica, viene del latín textilis y significa tejido, «que a su vez viene de textus, participio de texere, tejer. El texto es, propiamente dicho, trama y por ende tejido». Ahondando en esa línea, reconoce que «tejer es un proceso lento y paciente. Es un entramado que refleja los procesos sociales de una comunidad y la une a su entorno creando símbolos que devienen en lazos de pertenencia».
La producción de Cruz se compone principalmente de obras textiles de enfoque artístico, aunque también hay algunas creaciones más funcionales. Trabaja con materiales de lo más variados y siempre con la mente puesta en recuperar elementos en desuso. En sus obras se pueden apreciar restos de su faceta como pintor, a las que también incorpora fotografías y textos a través de trozos de libros.
Confiesa el artista que tejer no es una técnica fácil y que requiere gran concentración. Una actividad que le ha conquistado: «El tiempo cuando tejes es diferente, no transcurre de la misma manera, para mí es un refugio, mi lugar de confort», insiste Cruz.