Perder las elecciones o ganarlas no solo supone perder o ganar poder, cargos e influencia. Detrás del éxito o del fracaso hay dinero porque una de las vías de financiación de los partidos políticos está en las cantidades que reciben de las distintas administraciones en función de los resultados obtenidos.
Pero primero llegará la campaña electoral, que ya es un ejercicio de riesgo para la contabilidad de los partidos. Los Presupuestos de este año ya incluyen una partida de 1,9 millones de euros para las elecciones y, de ellos, 600.000 euros se reservarán como adelanto a los partidos políticos de Balears para que puedan hacer frente a los gastos de la inminente campaña electoral.
El Govern suele adelantar un 30 por ciento del dinero total para que los partidos puedan asumir la campaña, y ese adelanto se hace de acuerdo con una estimación en función de los resultados de las últimas elecciones y es así donde está el primer riesgo.
La consellera de Hacienda, Rosario Sánchez, firmará en unos días la orden de las subvenciones. En 2019, los partidos obtuvieron 15.148,01 euros por cada diputado o conseller del Consell, además de 0,499607 euros por voto. Si no se logra al menos un diputado no se recibe la subvención, por los que los partidos deben andar con cautela para no pasarse, especialmente aquellos que no tienen buenas perspectivas.
PSIB y PP han sufrido en el pasado como consecuencia de haber gastado más dinero en campaña del que les llegó después por la vía de las subvenciones electorales. Las deudas del PSIB le llevaron a vender su histórica sede en la calle Pureza de Palma y el descalabro del PP en el año 2015 también endeudó al partido como consecuencia de la campaña electoral. El sustituto de José Ramón Bauzá, Gabriel Company, también llegó a plantear la posibilidad de vender la sede los ‘populares' en la capital.
Los malos o buenos resultados también arrastran la situación económica de las formaciones políticas porque los partidos reciben durante esos cuatro años dinero de las instituciones en función del número de representantes que tienen en el Parlament o los consells insulares. Perder o ganar las elecciones supone también perder o ganar dinero. Para algunos partidos políticos, esa pérdida puede significar el ser o no ser de esa formación, con el riesgo de desaparición según el caso.
Parece que Vox no está por la labor de mangonear como los demás, veo que voy eligiendo bien mi voto