Prohibido ponerse el delantal y tocar una sartén. Es la filosofía a la que se apunta cada vez más gente en la Isla para pasar la última cena de 2015 lejos de los fogones. Esta tradición para celebrar una fecha tan señalada va cogiendo adeptos. Y mientras en Navidad la gente se apunta a la comida familiar y en casa, en fin de año no hay menú que se resista a las tentaciones del paladar.
Este hecho ha originado que las reservas se hayan realizado con antelación. Así lo aseguran desde el restaurante Sa Pedrera des Pujol, quienes destacan que «en años anteriores la gente esperaba más a última hora». Y agregan que «el tema de la crisis ya no se comenta tanto entre los comensales, la gente ha aprendido a vivir con ella», de ahí que se puedan permitir el detalle «de no escatimar un día del año».
Las reservas van viento en popa. Y es que «hay más alegría», confirma Alejandro Vinent, responsable del asador Molí des Comte, de Ciutadella. En su caso, colgaron el cartel de completo a los dos días de sacar el menú de Fin de Año. Cuentan con 250 comensales para este día especial.
Por su parte, desde el restaurante La Josefina, del puerto de Maó, también cerraron listas hace un par de días después de completar las plazas disponibles, 130. «La gente no mira tanto el precio como antes», apuntan.
Hay una amplia variedad de opciones para salir a cenar con precios que van de los 60 a los 100 euros, aproximadamente. Y las propuestas parten de un producto de calidad, unos platos conservadores y clásicos aunque con puntos de exquisitez y originalidad para hacer la noche diferente.
Pero, quien no puede o no quiere salir de casa para celebrar la Nochevieja, una de las opciones que también se está consolidando es el encargo del menú a precios muy asequibles. Desde Sa Pedrera des Pujol apuntan a una opción que crece y se afianza, tanto para aquellos que no se pueden permitir gastarse un dineral en una cena como para los que tienen niños y prefieren disfrutar de la tranquilidad del hogar pero con una cena diferente y especial para el momento. «Por 25 euros no cocinan, no van a comprar y a su vez, comen diferente y de calidad», concluyen.