La tasa de paro juvenil en Menorca es un punto superior a la media balear y se sitúa casi cinco puntos por encima del promedio estatal, según los datos del Servei d'Ocupació de les Illes Balears (SOIB) relativos a 2009. El año pasado se cerró con 6.846 parados en la Isla, de los cuales 1.104 eran menores de 25 años, lo que situó la tasa de paro entre los jóvenes en un 16,1 por ciento, frente al 15,2 registrado en el conjunto de las islas y el 11,4 por ciento de media estatal.
La estadística de desempleo indica asimismo que la mayoría de estos jóvenes desocupados no ha completado sus estudios, ya que el paro se ceba sobre todo en personas sin titulación o que no han superado los niveles de Educación Primaria y la primera etapa de Secundaria. Aunque en el último año también ha crecido el desempleo entre los universitarios –se ha pasado de 182 inscritos en 2008 a 266 en 2009–, este último dato preocupa, pero menos, a los responsables de la Conselleria de Trabajo que la existencia de una importante bolsa de mano de obra, joven y sin cualificar, en las listas del paro de Balears.
La consellera de Trabajo y Formación del Govern, Joana Barceló, declaró ayer que el paro y el fracaso escolar van de la mano en las Islas, ya que muchos de los jóvenes que hoy no tienen trabajo abandonaron los estudios en la época de crecimiento económico para incorporarse a puestos en los que no se requería formación.
"El dato del paro entre los universitarios preocupa, pero es algo coyuntural, con la reactivación económica tendrán trabajo, aunque les cueste o al principio sea en cargos inferiores a sus expectativas, porque están preparados", afirmó Barceló, quien se mostró más preocupada "por todos esos jóvenes sin formación, que tienen problemas para reubicarse y que pueden quedar fuera del sistema".
El paro juvenil actual es consecuencia, según Barceló, de un rápido crecimiento económico "que se basó en el uso intensivo de mano de obra no cualificada, con un crecimiento general del PIB balear que era espectacular, pero con una pérdida de competitividad que se veía en la renta per cápita". "Ahora esos jóvenes", añadió la consellera, "padecen más el paro porque además su contratación era temporal".
Un fácil acceso al mercado laboral que les condujo a abandonar sus estudios y que se convirtió en un arma de doble filo, ya que también ha convertido a esos jóvenes en las primeras víctimas de la crisis económica. Casi la mitad de los parados menorquines es menor de 35 años (3.423 inscritos), personas que en su mayoría sólo han superado la primera etapa de Educación Secundaria (3.291) y en muchos casos con cargas familiares. "¿Qué harán en el futuro si no se forman? Eso es lo preocupante, por eso hemos puesto en marcha un programa de segunda oportunidad para estos jóvenes, en colaboración con consells y ayuntamientos", señaló Barceló, quien confía en ampliar el plan, en un futuro, también a las empresas. Con dicho programa la Administración financia el salario de los jóvenes, que trabajan a media jornada y dedican la otra media a obtener una certificación. La formación, recalcó la consellera, tampoco debe ser descuidada por los que han completado estudios superiores. "No se puede parar de estudiar, la formación tiene que ser permanente", concluyó.