Menorca podría haberse abierto un hueco en el mapa de la industria vinícola unida al arte y la arquitectura, que ha sembrado la geografía española de bodegas de diseño, gracias a un proyecto del arquitecto madrileño Jesús Manzanares que, finalmente, no ha visto la luz. Las trabas administrativas por parte del Consell insular han sido una de las principales causas por las que, según ha relatado el propio arquitecto, decidió abandonar la idea, que ahora piensa desarrollar en otra zona de viticultura fuera de la Isla.
El proyecto, "en ningún momento especulativo sino más bien romántico y recuperativo, con el fin de dotar a Menorca de otro atractivo tan en boga hoy día como es el mundo de los vinos", asegura Manzanares, debía haberse desarrollado en la finca Torralbenc Vell, situada en la carretera de Maó a Cala en Porter, en el término municipal de Alaior.
Según el prestigioso arquitecto, autor de los modernos edificios de Bodegas Enate en el Somontano (Huesca), y de Álvaro Palacios en el Priorat (Tarragona), el proyecto conjugaba la plantación de quince hectáreas de viña, una bodega y un hotel rural de lujo. Una obra que no sólo se quedó en una mera intención, sino que "diseñé, creé y redacté, se realizaron planos y maquetas de toda la finca y de la propia bodega, y hasta ejecuté, diseñando y dirigiendo la plantación de las seis primeras hectáreas de viñedo", ha declarado vía mail Jesús Manzanares, quien en estos momentos se encuentra en Abu Dhabi, la capital de los Emiratos Árabes.
Las rutas del vino están cada vez más de moda. Al placer de saborear un buen caldo se unen, en los nuevos complejos surgidos en torno a las bodegas, otros como los tratamientos de belleza (en Elciego la oferta incluye spa con vinoterapia) y el tirón del diseño arquitectónico que, gracias a renombrados profesionales, ha convertido la producción y el disfrute del vino en todo un fenómeno cultural y turístico y, como no, en un buen negocio .
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