"Somos un modelo en educación infantil, pero no nos podemos relajar", apunta el conseller de Educación, Joan Lluís Torres, quien ayer presentó la participación de Menorca en el proyecto educativo "Crecer en Comunidad". La iniciativa, impulsada por el Ministerio de Educación a través del programa ARCE, ha elegido a la Isla porque el modelo de "escoletes" menorquinas "es una marca ya reconocida tanto a nivel estatal como europeo", reconoce el director del Institut per l'Educació de la Primera Infancia, Vicenç Arnaiz.
El proyecto, en el que también tomarán parte las comunidades educativas de Pamplona, Lleida y Granada, tiene como objetivo hacer realidad que se utilice la escuela como un espacio de participación y relación, dándole un valor añadido como contexto formativo que favorezca las relaciones interpersonales. Por lo tanto, más allá de simplemente compartir el reconocido sistema menorquín, el objetivo es según el conseller "averiguar qué nos pueden aportar el resto. El intercambio de experiencias siempre es positivo".
Entre los objetivos generales de la iniciativa figura también potenciar y hacer más visible la cultura de la infancia a través de la investigación permanente y la documentación, así como participar en la mejora de la calidad educativa a través de la reflexión sobre diferentes aspectos de la vida cotidiana. Precisamente en ese último reto los participantes se podrán beneficiar a través de las aportaciones del modelo granadino, según reconoce Arnaiz, quien añade que de Lleida se podrán aprender interesantes conclusiones sobre la relación con el entorno urbano y de Pamplona la capacidad de los jóvenes estudiantes de reinterpretar la realidad que les rodea.
En lo que se refiere a la aportación menorquina, el director insular de Educación, Joan Febrer, avanza que ésta estará orientada al desarrollo de "la simbiosis entre las 'escoletes' y las familias". En ese sentido, Arnaiz hace hincapié en que diversos estudios afirman que "Menorca ha añadido un plus a la relación entre familia y escuela" gracias a que genera "redes espontáneas de participación social a partir de la 'escoleta'". Y es que, a juicio del reconocido pedagogo, no son las familias las que deben ayudar a las escuelas, sino al contrario, ya que "la institución que más está en crisis actualmente es la familia, que ahora pasa por más dificultades".