Hay silencios que dicen más que las palabras y gestos que ofrecen más información que la más elaborada de las frases. El presidente del Consell, Marc Pons, compareció ayer en rueda de prensa para expresar su parecer sobre la controversia generada entre PSOE y PSM a tenor de la propuesta de vía alternativa para conectar Ciutadella y Ferreries. No dijo mucho. Se limitó a pedir apoyo a sus socios de gobierno (sin mencionar las siglas) para aquellos acuerdos institucionales ya adoptados y a repetir una decena de veces que su postura es la de intentar seguir avanzando en la confección del Plan Director Sectorial de Carreteras para que sea lo mejor para la sociedad menorquina.
La comparecencia tuvo lugar en un espacio novedoso, original, donde los gestos y los silencios tienen también mayúscula importancia: el Teatre Principal de Maó, donde media hora después debía recibir a Federico Mayor Zaragoza. Hacía poco que Marc Pons había llegado de la feria turística de Berlín, con una satisfacción importante por las sensaciones cosechadas y por los primeros resultados de la buena labor realizada por las administraciones. Dijo haber pasado la semana centrado en los turistas alemanes, y que por este motivo entraba en la polémica suscitada a raíz de la propuesta de vía alternativa algo tarde.
Habló de la importancia del plan de carreteras y de la necesidad de hacerlo posible de la mejor manera posible, y con el máximo consenso posible. Nada que no hubiera podido decir hace quince días. Lo más interesante estuvo en los silencios y en los gestos. Ante la insistencia de las preguntas de los informadores sobre las divergencias entre PSOE y PSM, y sobre el hecho que el partido nacionalista se opusiera públicamente a un acuerdo previamente adoptado entre ambos, Marc Pons calló. Reiteró las frases de buenos propósitos que llevaba apuntadas en un papel. Sólo indicó que "el mensaje del lunes (día de la rueda de prensa en que se informó sobre la propuesta) era conjunto, un primer posicionamiento ligado al Plan de Emergencias. Quiero que esto sea una vía de trabajo conjunto".
Preguntado sobre si el PSM conocía realmente los términos en los que se presentó la propuesta, a tenor de la cual luego reaccionó en contra, Marc Pons se limitó a echarse hacia atrás sobre el respaldo de su silla y abrir los brazos en cruz. Hizo constar, eso sí, y con esmero, que los alcaldes también estuvieron en la presentación del trazado. El presidente del Consell quiso en todo momento ser positivo, mirar hacia el futuro, "nuestra voluntad es la de resolver dificultades (...) El trabajo realizado ha sido callado y silencioso y ha permitido ir avanzando, con un gran esfuerzo por parte de la Conselleria de Movilidad, en un plan que es muy complejo". Aseguró que la labor llevada a cabo hasta el momento había sido buena y siempre de la mano de todos los socios de gobierno, y que están puestas las bases de lo que será la red viaria insular del futuro. Entonces, ¿por qué se desmarca el PSM dos días después de la presentación pública de la iniciativa?, se le insistió. Más silencio, más reiteración de voluntad de avanzar en positivo, "el objetivo del presidente del Consell es tirar hacia adelante el plan de carreteras".
Marc Pons aclaró que la propuesta de vía alternativa siempre estuvo, está y estará ligada al Plan de Emergencias, y que ha contado con el apoyo de los ayuntamientos implicados. El presidente del Consell hizo especial hincapié en que esta vía, u otra solución que contemple el mismo objetivo, es necesaria. "Necesitamos el Plan Director Sectorial de Carreteras y Ciutadella debe tener una respuesta de conectividad alternativa con el resto de las poblaciones. Existe esta demanda y haré todos los esfuerzos para conseguirlo".
Se le preguntó si había división en el equipo de gobierno del Consell, si había "mal rollo", si le preocupaba la sensación de división que se está transmitiendo a la opinión pública con la oposición a un proyecto de calado hecha pública por el PSM. Calló al respecto. Ni una sola palabra, pero gestos muy elocuentes de "esto es lo que hay". Se le transparentó un cierto mosqueo, un malestar evidente. Su intervención buscó claramente apaciguar, mirar hacia adelante, regresar al trabajo callado de los despachos para hacer posible el plan de carreteras y la conectividad alternativa entre Ferreries y Ciutadella.
Tenía prisa por acabar la rueda de prensa, de hecho se levantó sin que los periodistas hubieran constatado que no tenían nada más que preguntar. Otro gesto, otra evidencia.